Hay museos bastante raros, y hay piscinas que brindan experiencias únicas. Pero, ¿una piscina hecha museo? Esto sucedió en la pequeña localidad de Roubaix, en Francia, fronteriza con Bélgica, una localidad que comparte área metropolitana con la ciudad de Lille.

Esta localidad era antiguamente una zona obrera. En ella, los pobladores levantaron a principios del siglo XX una piscina con mucho orgullo, especialmente por ser un bello ejemplo de la arquitectura de Art Decó.

Sin embargo, tuvo que cerrar en 1985 debido a que no cumplía con los requisitos de seguridad e higiene. Pero en Lille no quisieron demoler el edificio porque hubiera sido una locura para los pobladores. En cambio, el alcalde llevó a cabo un curioso proyecto para protegerla y de paso convertirla en el centro de atracción para los turistas: la convirtió en un museo de arte.

Los bañistas de piedra

Así nació La Piscine Museum. Fue convertida en una sala de exposiciones con un arduo trabajo de remodelación que finalizó en octubre del 2004. Su nombre completo es La Piscine Musée d’ Art et d’Industrie André Diligent, y actualmente recibe unos 200 mil visitantes cada año.

Ahora tiene varias salas, entre las que destaca “La antigua piscina”, convertida en una larga galería de esculturas en donde se encuentran reconocidas obras de arte, junto con adornos acuáticos y bañistas de piedra, bañistas que parecen estar congelados en el tiempo y que aún se muestran orgullos de su obra del siglo XX.

Además, también incluye un especial “recorrido de los cinco sentidos”, diseñado para personas invidentes, pero que puede disfrutar cualquier persona. Allí, se conocen obras textiles al tacto y se prueban platillos de comida inspirados en los cuadros y esculturas.

Fuente: abc.es

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