En un inicio, nunca pensaron que este lugar pudiera atraer ahora tanta actividad turística, hasta que su belleza y el impresionante paisaje que forma inspiraron al reconocimiento de la Unesco como Patrimonio de la Humanidad. Se trata de los Molinos de Kinderdijk, en Holanda.

Ningún viajero se pierde una fotografía de postal junto al surrealista paisaje que forman las áreas verdes, las aguas cristalinas y los 19 molinos que se construyeron en 1740 como parte de un sistema amplio de gestión de agua con el que evitaban las inundaciones.

Kinderdijk es un pueblo, a 15 kilómetros al este de Rotterdam, en la confluencia del río Lek y el río Noord. El momento propicio para visitar este lugar es en el invierno en Holanda, cuando el agua se congela y es posible patinar sobre el hielo a lo largo de la hilera de los molinos.

Fuente: holandalatina.com