Estas antiguas propiedades construidas por todo México fueron convertidas en bellos hoteles, pero sin perder su esencia. Cada una está exquisitamente decorada, resalta la cultura de la región y está rodeada de atractivos naturales.

Hacienda de los Santos: Propiedad del siglo XVII, ubicada en el Pueblo Mágico de Álamos en el estado de Sonora. Son 27 habitaciones decoradas con mobiliario colonial español. Ofrece excursiones en bicicleta y paseos a caballo.

Hacienda San Antonio: Se encuentra en las altas tierras de Colima, a los pies de un volcán, rodeada de jardines. La hacienda fue construida en 1890 por un acaudalado alemán para la producción de café arábigo. El lugar conserva el espíritu hogareño y tradicional de antaño. Las suites están decoradas individualmente y resaltan lo mejor de las artesanías mexicanas. Ofrece excursiones al volcán, avistamiento de aves y paseos a caballo.

Hacienda Sepúlveda: Es hotel boutique y spa. Se encuentra justo en la ruta del camino real a Zacatecas (de gran historia) y a corta distancia de Lagos de Moreno, Jalisco. Dicen que el lugar fue tomado por Pancho Villa. Su construcción data de 1864 y ahora funciona como un hotel de lujo de 23 habitaciones.

Haciendas en Tlaxcala: El estado ha creado una ruta de haciendas ganaderas, algunas convertidas en pequeños hoteles y otras en museos. El viajero puede recorrer cada una de ellas y revivir el ambiente de época al explorar sus ruinas e interiores restaurados.

Hacienda Temozón: Una antigua y majestuosa residencia del siglo XVI dedicada a la producción de henequén en Yucatán. Es ahora un hotel de gran lujo que resalta la cultura maya. Ofrece clases de cocina, excursiones a cenotes y zonas arqueológicas.

Fuente: El Universal