Era 1969 cuando a Bruno, el propietario del restaurante Ai Pioppi en Montello, Italia, decidió realizar, de la nada, un gran parque de diversiones hecho con sus propias manos y que, en la actualidad, es la sensación de miles de turistas.

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Según cuenta el dueño, el hombre llegó hasta un bosque cercano con la intensión de iniciar un negocio de comida. Colocó un par de sillas y una mesa bajo un árbol del cual colgó los productos que ofrecía. Con el tiempo, los clientes fueron corriendo la voz de ese lugar y nació Ai Pioppi.

Para instalar el atractivo negocio, Bruno sólo necesitó unos ganchos para unir sillas. La vida para él le cambió en ese momento: volvió a su restaurante y construyó un enorme tobogán, el primer paso para atraer más clientes.

Más de 40 años después,* Ai Pioppi es conocido por tener un parque de diversiones completo todo hecho por Bruno*. Toboganes, columpios, montañas rusas y hasta una rueda de la fortuna son visitadas por decenas de personas diariamente en medio del bosque, donde todo comenzó.