1. Mandar postales

Con su sello y todo. En el fondo daba igual: llegaban siempre a destino un mes después de que tú hubieras regresado del viaje.

¿Qué hacemos ahora?: mandar mensajes gratis por Whatsapp.

2. Buscar cabinas y locutorios para llamar a casa

Llegar a destino y buscar el teléfono más cercano para decir: “¡Llegué!”.

¿Qué hacemos ahora?: hablar gratis por Skype.

3. Leer libros en las salas de espera de los aeropuertos

Antes se mataba el tiempo leyendo una buena historia en papel.

¿Qué hacemos ahora?: buscar wi-fi gratis deseperadamente y pulsar compulsivamente el botón de actualizar Facebook y Whatsapp para ver si hay nuevos mensajes.

4. Disparar fotos con cuentagotas

Gastar en el rollo y luego en el revelado hacía pensar una y otra vez el plano fotográfico antes de hacer click.

¿Qué hacemos ahora?: disparar fotos a diestras y siniestra, porque son gratis y mi cámara tiene una memoria de 32 gigas.

5. Cuidar como oro tu pasaje físico de avión

¡Quien se acuerda ya de aquellos engorrosos y frágiles boletos llenos de hojas y papales de calco con el itinerario! Tenían además una desmedida tendencia a perderse. Y si lo perdías…¡te metías en un lío monumental para conseguir que te hicieran un nuevo pasaje!

¿Qué hacemos ahora?: haces tu check-in desde la comodidad de tu casa e imprimes tu boleto en la impresora de tu casa.

6. Ir a una agencia a reservar los pasajes y los hoteles

Los hoteles te los enseñaba un señor o señora en la agencia en un folleto impreso, tú te creías lo que te decía y te ibas tan contento sin saber que acababas de reserva.

¿Qué hacemos ahora?: lo compramos todo al instante desde Internet.

7. Comprar mapas y guías de viaje

Aviso para nacidos después de 1990: un mapa era una cosa como Google Maps pero que se doblaba. Una guía de papel era como la suma de varias docenas de blogs y webs, pero impresos, ordenados y encuadernados.

¿Qué hacemos ahora?: llevamos mil aplicaciones en el smartphone con todo tipo de guías y páginas de información.

8. Disfrutar de un atardecer o un paisaje en silencio y sin estrés

¡Y además, el momento se saboreaba mucho más!

¿Qué hacemos ahora?: tuitearlo, guasapearlo o feisbukearlo en el momento y acto seguido responder a todos los que nos contestan. Cuando te vienes a dar cuenta, se ha acabado el atardecer y tú no has visto nada.

9. Preguntar al primero que encontrábamos por la calle dónde había un buen restaurante en la ciudad

¡Y lo curioso es que hasta nos fiábamos de su información sin exigirle un mínimo de 500 opiniones positivas de los usuarios y al menos mil “Me gusta”!

¿Qué hacemos ahora?: lo miramos en Tripadvisor.

10. Pegabas tus fotos de recuerdo en un álbum

Y una vez pegadas las fotos en el álbum, nunca volvías a abrirlo para verlas.

¿Qué hacemos ahora?: las almacenas en tu Iphone para enseñarlas en cualquier reunión y con la excusa más nimia, sin importante si a los otros les importa un bledo tu foto.

Con información del blog de Paco Nadal de El País