Es el mejor restaurante según el premio más importante del mundo culinario; es decir, San Pellegrino; y también, el mejor de acuerdo con el jurado de la famosa revista Magazine Restaurant. El restaurante Noma, en el corazón de Dinamarca, ocupó el primer puesto en el 2010, 2011 y 2012, aunque en el 2013 fue alejado del trono por un pequeño escándalo (la intoxicación de varias decenas de comensales); ahora, en el 2014, vuelve a ser el líder.

Con extremo nacionalismo, René Redzepi fundó este local en el 2003 en Copenhaghe, capital de Dinamarca, dotando a la ciudad como referencia gastronómica mundial. ¿Extremo nacionalismo? Sí, su cocina lleva al extremo la identidad local en una lucha contra la globalización que se impone en el mundo.

Redzepi sólo utiliza productos que se cultivan o se obtengan en su entorno, de manera ecológica. Es decir, solo cocina con material de Dinamarca, imponiendo su propio estilo y filosofía.

Hay solo un menú de degustación. Primero, una especie de tiesto del que comes una suerte de ramas. Luego, una gamba viva, para mantener su intenso sabor. Huevos ahumados de codorniz, vegetales como bayas o algas, pescado, pato salvaje sometido a un largo proceso de elaboración, muy sofisticados… para aparentar naturalidad. En total son una veintena de cosas.

¿Es un fraude que sea el mejor del mundo?

No, es un restaurante donde se come exquisito, original y distinto.

¿Cómo es el lugar en donde está ubicado?

Uno pensaría que, cuando le hablan del mejor restaurante del mundo, seguro estará situado en medio de una ciudad lujosa, con miles de centros comerciales, al medio de autos ostentosos, con una cola de tres cuadras para esperar probar un menú. No es así. Vas a pie, paseando por algunos puentes y edificios que parecen haber salido de cuentos de Robin Hood. Así, entre callejones, llegas a un viejo almacén de sal.

Y ese viejo almacén es el Noma, en donde no te recibirán 20 mozos totalmente uniformados y con un aroma a flores y peinados con raya al medio. No, los que te recibirán son un grupo de jóvenes y sonrientes cocineros que se desviven, sin formalismos, para que lo pases muy bien, con respeto y alegría.

¿Y el ambiente?

Tiene una decoración minimalista (aunque hay unas pieles de reno, o lo que sea que cubran las sillas) sin manteles. La iluminación es tenue, el servicio es bueno, joven y encantador.

¿Es caro?

Pues, el plato cuesta alrededor de 250 dólares. Aunque tienes que aumentarle un poco más de 150 si quieres una buena degustación de vinos recomendados. Pero esto en realidad es poco. Seguramente hasta te dirán que es uno de los más baratos de Europa (en la categoría de los más conocidos). Y ten en cuenta que el restaurante más caro del mundo (no el mejor) está en Ibiza, y comer allí cuesta más de 1,500 dólares por persona.

Fuente: abc.es