Nueva Zelanda tiene muchas zonas geotermales y piscinas del mismo tipo, pero una de las más conocidas y visitas es Champagne Pool, que en español sería “Piscina de Champagne”. Se trata de un lago natural de aguas termales con emanaciones de dióxido de carbono.

Su nombre, Piscina de Champagne, literalmente hace honor a su aspecto de aguas burbujeantes debido al dióxido. Esta piscina natural se ubica en un cráter de unos 65 metros de diámetro y 62 de profundidad, por lo que los viajeros deben tener cuidado.

La temperatura se mantiene en la superficie a unos 75 grados y en el borde se puede apreciar un color naranja debido a los depósitos de minerales.

Cabe recalcar que esta piscina solo puede ser observada a una distancia prudente, porque su temperatura resulta muy peligrosa como para zambullirse, a diferencia de otras piscinas termales a los alrededores. Pero el gran paisaje que la rodea y su belleza, además del espectáculo natural por el fenómeno burbujeante, hacen de ella el destino perfecto para apreciar.