Para los que hemos viajado, sabemos que uno de los momentos más emocionantes es no solo llegar y conocer nuestro destino; sino también algo mucho más simple: mirar por la ventana del carro y mirar el mágico paisaje en el camino, mientras nos perdemos en él.

Viajar y conducir son sinónimos que combinan emoción y expectativas. Y bajo esta idea, la carretera es un sinónimo de felicidad. Una carretera puede ser tan hermosa como el propio lugar que queremos visitar, puede estar rodeada de paisajes y encuentros, y de un gran espacio natural.

Por ejemplo, la Carretera del Atlántico, en Noruega, es un símbolo turístico para su país. Solo en el año 2005 fue elegida como “la construcción noruega del siglo”, inaugurada en 1989. Con sus ocho kilómetros, ofrece un bello panorama para viajeros de todo el mundo.

Fuente: abc.es