Sus pobladores, los ‘Kotsuña’ o ‘pueblo del lago’ , son herederos de las culturas más antiguas de América. Cuenta la leyenda que, durante la expansión del estado inca, la isla fue invadida por los kotsuña, quienes creían tener sangre negra, lo cual les impedía ahogarse o sentir frío en las noches de invierno.

Sus actuales descendientes nos deleitarán con sus costumbres y formas de vida, transportándonos al pasado pre-inca.

Posee un impresionante paisaje conformado por sus ingeniosas viviendas hechas de totora que se asientan sobre la superficie del lago, rodeado por una tupida vegetación formada de llachu y totora que con el tiempo, entretejen sus raíces formando una capa llamada Khili.

En esta zona, existe un archipiélago artificial formado por cuarenta islas flotantes que albergan a un promedio de 30 a 50 habitantes, cada una. Las más visitadas son Santa María, Paraíso y Toronipata, Pacha Mama y Tupiri, siendo la isla Uros Chulluni la más grande.

Los lugareños se dedican a la pesca artesanal del suche y la trucha (especie introducida al lago en 1920), que constituye su dieta básica, así como la caza de aves silvestres.