El Ministerio de Cultura declaró Patrimonio Cultural de la Nación a los conocimientos, saberes y técnicas relacionados a la construcción de putucos en los distritos de Taraco, en la provincia de Huancané; y Samán y Arapa, en la provincia de Azángaro, departamento de Puno, transmitidos de generación en generación

Esta acción ha permitido afianzar y mantener la vigencia de esta tradición ancestral constructiva y representativa de la población de la meseta del Collao. Además la creatividad se expresa en el aprovechamiento exitoso de los recursos de la zona. precisa la Resolución Viceministerial Nº 116-2014-VMPCIC-MC, publicada hoy en el Boletín de Nomas Legales del Diario El Peruano.

Los putucos son construcciones hechas en base a bloques de barro y pasto denominados champa, extraídos del mismo suelo, con los que se arman la base, las paredes y el techo del mismo.

Tal como lo describe el arquitecto e investigador Ferruccio Marussi, estas champas son bloques de tierra con raíces entrecruzadas de ichu y otros pastos silvestres como chiji o quemello, que se extraen del suelo utilizando una pala o una chakitaclla.

Este material se extrae durante la época más húmeda, cuando el suelo es más suave. Finalmente, se deja a las champas secar al sol para que adquieran la dureza y consistencia necesarias, a fin de ser usadas en la construcción de los putucos.

El tipo de composición del suelo, mezclado con las raíces vegetales, genera una combinación perfecta que suministra un material con importantes características de plasticidad, durabilidad y peso liviano.

Si bien es común encontrar putucos hechos con adobes, se prefiere trabajarlos con champa pues este material es más resistente ante la erosión y tiene un alto grado de impermeabilidad.

Los putucos tienen una forma piramidal, con una base rectangular y un techo que termina en punta, en el que hay unas pequeñas aberturas para la ventilación; constan además de una única puerta baja y angosta, la cual, en algunos casos, se cierra con madera traída de otros distritos.

Las dimensiones totales de la construcción son variables, sin embargo, los putucos más comunes miden aproximadamente tres metros de lado por dos metros y medio o tres metros de alto.

Tienen la propiedad de mantener el calor y proteger del frío y la humedad, por lo que se convierten en una excelente vivienda para humanos, un adecuado espacio para proteger los víveres y un refugio abrigado para las ovejas o terneros, en una zona que puede alcanzar muy bajas temperaturas y que carece de otros recursos naturales para la construcción como la madera y la piedra.

Para la construcción de los putucos se tiene que preparar el terreno, nivelándolo si es necesario. Un segundo momento en el proceso es el trazo, en el que se establecen las dimensiones de cada uno de los cuatro lados de la base, buscando ángulos rectos, para formar así cuadrados o rectángulos e iniciar la construcción de los muros.

La construcción de un putuco, en todas sus etapas, suele durar entre dos y cuatro días y frecuentemente es labor de los hombres de la familia quienes aprendieron este conocimiento de sus padres y abuelos. Existen también maestros expertos a quienes se contrata para realizar esta labor.

El putuco forma parte de un complejo habitacional rural mayor que usualmente se complementa con otros putucos, a cada uno se le da un uso específico. Así, una familia tendrá varios putucos, los que serán usados como cocina, habitación, albergue de animales y despensa. Los putucos se combinan también con construcciones diversas con características más contemporáneas.

Fuente: Andina