Se trata de una meseta de origen volcánico, de aproximadamente 4 km cuadrados de extensión, ubicada a casi 4000 m.s.n.m en las alturas de Huarochirí, al este de la ciudad de Lima, donde se encuentra un singular conjunto de gigantescas rocas de granito cuyo origen tiene distintas teorías.

Los más pragmáticos aseguran que dichas rocas son efecto del capricho de la naturaleza sobre las moles de diorita, labradas por la erosión del viento y la lluvia a lo largo de milenios.

En ellas se han producido curiosas formas y diseños, bautizados por los exploradores según la apariencia que presentan (a veces, con mucha imaginación).

Así, se pueden enumerar los conocidos “Monumento a la Humanidad”, una gigantesca mole de granito que, desde diferentes ángulos permite apreciar un nítido perfil humano, la diosa Thueris, la Anfichelidia (precesor de la tortuga), el valle de las focas, el león africano, la vicuña, el sapo, entre otros.

En la meseta de Marcahuasi también hay tres ciudadelas en ruinas pertenecientes, según el arqueólogo Julio Cesar Tello a la cultura Huanca.

Marcahuasi carece de infraestructura y servicios, por lo que los viajeros deben llevar consigo todo el equipo necesario para pernoctar (carpas, alimentos y agua), desde la cercana localidad de San Pedro de Casta, en el valle del río Santa Eulalia, Provincia de Huarochirí.

El lugar predilecto de los campistas es una gran hoyada conocida con el nombre de “Anfiteatro”, rodeado de grandes rocas que brindan alguna protección contra el viento y el frío.

Otros, más avezados, se dirigen hasta la “Fortaleza”, el punto más elevado de la meseta, donde existe un monolito que semeja un inmenso altar de piedra. Chullpas, terrazas y numerosas construcciones de origen prehispánicos atestiguan la presencia humana en estos lares desde muchos siglos atrás.

Se dice que Marcahuasi posee un importante campo magnético o que es un punto estratégico para el avistamiento de ovnis. Lo que es seguro, sin embargo, es que el lugar posee un marco escénico impresionante.