El Campo Santo de Yungay, llamado también antiguo Yungay, era una de las ciudades más bellas del Callejón de Huaylas.

Una ciudad, que luego del terremoto y el alud ocurrido el 31 de mayo de 1970, quedó sepultada y en escombros, que en la actualidad, recobra vida gracias a los trabajos comunitarios y al apoyo de instituciones.

El Campo Santo se convirtió en un jardín de rosas multicolores y retamas. El pórtico fue levantado en conmemoración a las personas que desaparecieron y quedaron sepultadas por el alud; en la planicie se observan numerosas cruces o recuerdos de familias donde estuvieran construidas sus viviendas.

Hacia el lado oeste, está el cementerio de Yungay, en el cual se distribuyen los nichos en terrazas escalonadas, y en la parte más alta de esta, sobre una esfera, una gran escultura de Cristo en pie aparece con los brazos extendidos, en conmovedor gesto de piedad, hacia el Nevado Huascarán.

A esta colina corrieron muchas personas para salvarse del aluvión. Desde este punto se puede obtener una magnífica vista panorámica de la Cordillera Blanca, y de la Campiña de Yungay.

Es la única ciudad sepultada por un alud en el Perú, es visitada por haberse convertido en un atractivo turístico.

Con información de Mincetur