La ciudad de Cajamarca reúne tres ingredientes que la convierten en un destino inolvidable: una magnífica arquitectura colonial, hermosos paisajes y una rica historia, pues fue escenario de un episodio trascendental para la historia del continente. Aquí, el conquistador Francisco Pizarro capturó al Inca Atahualpa, quien, a pesar de cumplir con el rescate pactado, fue asesinado. A partir de entonces los conquistadores trazaron la ciudad a la usanza española y hoy se conservan construcciones coloniales como la Catedral, las iglesias de San Francisco, Belén y la Recoleta, así como casonas y monumentos.

Pueden realizarse numerosas excursiones: a los Baños del Inca, aguas termomedicinales donde el Inca solía acudir luego de largos viajes; las Ventanillas de Otuzco, necrópolis tallada en una pared de roca volcánica; Cumbemayo, muestra de ingeniería hidráulica preínca aún en funcionamiento, ubicado en un impresionante escenario natural; la antigua hacienda La Colpa, donde las vacas acuden para ser ordeñadas al ser llamadas por su nombre; Kuntur Wasi, centro ceremonial que data del año 1100 a C. y en cuyo museo de sitio es posible ver numerosos objetos hechos con el oro trabajado más antiguo de América, y la Granja Porcón, cooperativa agrícola y ganadera rodeada de un gigantesco bosque de pinos, ideal para pasar un día de campo, visitar su pequeño zoológico con vicuñas, venados, tigrillos, monos y águilas, comprar sus productos lácteos o simplemente, disfrutar del paisaje.

Foto: PromPerú.