La selección de Brasil se coronó campeona del mundo por cuarta vez en su historia tras vencer por penales a su similar de Italia en la gran final del .

Tras igualar sin goles en el tiempo reglamentario y en el suplementario, el ‘Scratch’, dirigido por Carlos Alberto Parreira, venció en la tanda de penales por 3-2.

Para la ‘canarinha’ anotaron Romario, Branco y Dunga; solo falló Marcio Santos.

En Italia anotaron Demetrio Albertini y Alberigo Evani, mientras que Franco Baresi, Daniele Massaro y Roberto Baggio erraron sus tiros, permitiéndole a la escuadra sudamericana coronarse como la mejor selección del mundo en aquel año.