Fue a mediados de 2000 cuando un hombre tomó la decisión de dejar el dinero e irse a vivir a una cueva, a una hora a pie de la localidad de Moab, en Utah, Estados Unidos. Él dejó atrás su vida llena de lujos, créditos, pagos, y también sus deudas, para llevar una vida sin preocupaciones financieras.

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Daniel Suelo es un blogger estadounidense que ya lleva vivienda 15 años sin tener que preocuparse por el dinero. Vivir sin servicios básicos y cualquier otra comodidad es su filosofía de vida.

Este hombre estudió Antropología, trabajó por año en varios lugares, en laboratorios y ONGs. Pero, un día algo empezó a incomodarlo: que le pagaran por ayudar a la gente. Su visión finalmente cambió para siempre cuando en 1999 viajó a Tailandia, a un templo budista.

Al año siguiente, comprendió que su nueva vida estaba alejado del dinero y se enrumbó a su nuevo hogar: una cueva.

Hoy, su blog ‘Vivir sin dinero’ se ha convertido en una fuente de inspiración para muchos otros que quisieran dejar la vida artificial y plástica por una más natural y apacible. Para subir algún post, Suelo va a la Biblioteca Pública de Mohab, donde le ofrecen gratis un ordenador e internet.

Tiene muy buenos amigos en Mohab. Incluso uno de ellos registra su vida en fotografías y luego las sube a una cuenta que creó en Facebook, con el nombre de Daniel. De hecho, toda su vida podemos conocerla a través de este perfil, a donde cientos de usuarios llegan para sorprenderse con la vida de Suelo.

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Su nueva vida le ha traído mucha satisfacción. Es invitado a brindar charlas en varios lugares de su país. Para poder trasladarse a veces usa una bicicleta que encontró tirada en la basura.

Hoy, tiene hasta un programa de radio con gran audiencia, además de los miles de lectores que siguen su blog. Debido a la gran exposición que tuvo en los últimos meses, recientemente pidió públicamente que le dieran algo de espacio retomar su vida solitaria en el desierto.

Su alimentación lo consigue yendo a caza, pescar, recolectando semillas y frutas en el campo. Las comidas como latas de atún, galletas y otros gustitos los consiguen sin ningún intercambio comercial. La generosidad de algunas personas lo ayuda a sobrevivir.

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