Algunos relatos cuentan un curioso hecho en la historia italiana, que aunque no haya documentos que refuercen su veracidad, estos son de dominio de la cultura popular. Se dice que durante los enfrentamientos de las distintas ciudades-estados de la Italia renacentista, allá a mediados de 1400, la guerra entre Florencia y Venecia por el poder y el control del comercio se fueron extendiendo durante años.

Cansados de batallar desgastando sus recursos y en un completo ‘empate técnico’, los generales accedieron a buscar una solución al conflicto. Tras mucho dialogar, llegaron a uno de los más extraños acuerdos de paz jamás vistos, y que ni el mismo Sun Tzu hubiera imaginado: El triunfador de la guerra sería el bando que poseyera, en promedio, a los integrantes con el pene más grande.

Pero, fue entonces que apareció un provocador Poggio Bracciolini, un escritor humanista que por ese entonces ocupaba el cargo de canciller de Florencia, para decir que sin duda alguna, los venecianos serían los triunfadores, argumentando lo siguiente:

“Es evidente, que son los mejores dotados – refiriéndose a los venecianos -, puesto que su miembro viril posee tal longitud que llega a cubrir enormes distancias. ¿Cómo se explica de otra manera que, cuando pasan varios años, a cientos de millas de su hogar a causa de sus viajes, encuentren a su retorno que son padres de dos y hasta tres criaturas?”

Tras esto, la guerra continúo, y el encargado de hacer las mediciones se libró de tan incómodo trabajito.