Uno de los músicos imprescindibles en la historia, con un talento sin igual y una fortaleza para superar las trabas del destino, y aunque tuvo grandes debilidades y tendencia por la autodestrucción, supo levantarse y en eso radica el mérito. Ray Charles, el dios de la música soul, también dejó entre su legado musical, ciertos relatos que reflejan su constante lucha y son fuente de inspiración.

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En 1947, a la edad de 17 años, Ray Charles escuchó que la orquesta de Lucky Millinder visitaría la ciudad para tocar en el Sunshine Club. Charles se las arregló para tener una audición con él, ya que estaban convocando a un nuevo hombre de piano, y obviamente esto lo emocionó en demasía. Si lograba unirse a Millinder sería, sin duda, algo grande.

Cuando llegó su turno, el joven Ray tocó el piano y cantó dando lo mejor de sí. En su condición de ciego, Charles no podía ver la reacción de Millinder, por lo que cuando terminó, esperó pacientemente por su respuesta. Finalmente el director de la orquesta, tras un tenso silencio le dijo: “No fue lo suficientemente bueno, muchacho”. Charles regresó a su cuarto y lloró amargamente.

Años después, en una entrevista a una emisora radial en 1985, Charles comentaba tras contar este episodio: “Aquella fue la mejor cosa que pudo haberme pasado. En lugar de compadecerme de mí mismo, me puse a practicar para que nunca nadie volviera a decirme lo que me había dicho Millinder”. Y nunca más volvieron a decírselo.