De la mano de su mejor amigo – Nito Mestre -, encontró en Sui Generis la combinación perfecta para abrir la caja fuerte del éxito. Desde 1969 supieron hacer de la música un espejo en el cual los jóvenes argentinos se veían reflejados. Poco a poco la onda expansiva de su música abarcó la región entera. Temas como Canción para mi muerte, Rasguña las piedras, El tuerto y los ciegos, canciones que ahora son parte del playlist de la historia musical en nuestro idioma, eran poesías salidas del genio de García para ser recitadas en la voz de Mestre. La sociedad era perfecta. Hasta que un día llegó el adiós.

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Ya llevaban 9 años en la ruta, y las cosas cambian, las personas cambian, la vida cambia. Ya ni ensayaban. Charly un día le dijo a Nito: “Che, nos tenemos que separar”. Mestre también estaba algo aburrido y le dio la razón a su amigo. Luego surgió la idea de hacer la despedida en el Luna Park, y fue como cuando los enfermos mejoran antes de morir, se entusiasmaron y volvieron a los ensayos. Sabían que el final ya estaba cerca.

Dice Charly que se sorprendió al ver a tantas personas reunidas en las afueras del Luna Park. Dio unas vueltas al teatro, en el auto de un amigo, para ver a la gente. No se lo podía creer. Cuando entró al recinto – aún vacío – y se paró en el escenario la cosa cambió. Se asustó. Nito cuenta que antes de empezar, se asomó por el telón y comenzó a mirar a la multitud, lo llamó a Charly y ahí ambos cayeron en la cuenta de que estaban ahí parados como 2 niños asombrados, y se dijeron: “¡Mirá lo que hicimos!”.

Fueron 2 recitales seguidos, todo arrancó a las 20:30 hrs. y en ellos resumieron toda su historia. Los presentes, entre la música y el espectáculo, fueron testigos de una gran, pero sutil, transformación. Si bien Nito vestía un look con el que sus seguidores estaban acostumbrados, Charly era otro. Este apareció con un sombrero de copa, zapatillas y smoking blanco, y estrenó su barba y bigote bicolor. ¿Y qué tiene de raro eso? “Fue una forma de mostrarme un poco más verdadero – dice ahora Charly -. Antes no usaba bigotes y fue una reafirmación del defecto como virtud, un acto freak. Como en la escuela me obligaban a escribir con la derecha siendo zurdo. Mi tema ‘Bancate ese defecto’ lo explica bien: la persona que es diferente no tiene que abrumarse”.

Cuando las luces se apagaron y los cables se enrollaron, cada uno se fue por su lado, Charly se fue caminando por Corrientes con María Rosa Yorio, y Nito se tomó un taxi, y se fue a comer a una pizzería. “Era como ser anónimo y famosos al mismo tiempo” expresa Charly. Ante el éxito del recital, pensaron en sacar un nuevo disco que llevaría por título Ha sido, pero como dice García: “No fue”. Luego vino una pequeña gira al interior del país gaucho que terminó el 20 de setiembre de 1975. Y aunque tenían pensado continuar con Sui, un accidente sufrido por el auto que llevaba los instrumentos les aclaraba el panorama.

“Cuando llegamos al hotel nos informan que la camioneta había volcado en la curva de la muerte, y que se habían desparramado todas las cosas. El tipo que manejaba estaba puesto, volcó, la batería quedó partida al medio, el mini Moog en la barranca. Fue la confirmación material de que la cosa no iba más – cuenta Charly -, la tapa de Adiós Sui Generis ya estaba decidida, sino, la imagen de todos los instrumentos en la playa hubiera sido la contratapa”. Ese momento, fue el verdadero Adiós.