La mayoría de las películas triple X tienen el poder de dejar con la boca abierta a todos, y no nos referimos a los pornstars que intervienen en ellas, sino a los espectadores que quedan sorprendidos por las proezas que realizan los actores y actrices porno frente a la cámara. Contorsiones casi circenses, resistencia a la violencia que ni Hulk aguantaría, energía incesante capaz de alumbrar a todo una ciudad, y una duración que dejaría como tortugas a los conejitos del spot de baterías; pero ¿será cierto?

Hace unas semanas, hablamos sobre la actriz porno Bella Vendetta, quien en su blog aclaró ciertos mitos sobre las películas porno. Pues como quedaron algunos temas al aire, te traemos 10 mentiras que vemos en estas cintas hot, gracias a que el portal Entremujeres conversó con algunos expertos en salud física y mental, sobre qué tanto de lo que se ve en una película para adultos es cierto, y cuánto pertenece al terreno de la ficción. ¿Listos y listas? A despedirse de sus fantasías.

1. Todos los hombres son XL

En las películas porno la mayoría de los actores tienen penes de gran tamaño. “Si bien esto es cierto, el mito aquí radica en creer que es lo normal”, señala el doctor Fabián Gómez, urólogo especialista en sexo y asesor científico del Boston Medical Group. “Esas proporciones no son la medida del hombre común. Es importante aclarar este tema para evitar odiosas comparaciones y futuras frustraciones en el hombre y la pareja”, agrega.

2. Los hombres van al grano, y a las mujeres les encanta

En las películas porno, vemos cómo la relación rápidamente termina en la genitalidad sin detenerse en besos, caricias, ni ningún tipo de juego previo. “El sexo explicito es eso, puro sexo carente de erótica, es decir, de todos los condimentos que enriquecen un encuentro sexual. Lo que no se ve es el tiempo que tardan los actores en ´calentarse´ para ser convincentes frente a la cámara. No olvidemos que es cine y, como tal, la historia debe prescindir de circunstancias accesorias”, nos alerta el doctor Walter Ghedin, médico psiquiatra y sexólogo.

3. Todo siempre ‘acaba’ bien

“Es frecuente ver que el actor masculino eyacula gran cantidad de semen. No es la media normal para la población, ya que la cantidad habitual de eyaculado es de 1.5 a 4 ml.”, detalla Gómez. Con las mujeres pasa algo similar. “La eyaculación femenina es una secreción blanquecina, a veces abundante, que se da previo o durante el orgasmo. No todas las mujeres tienen este tipo de secreción y no por eso existe alguna patología, es una respuesta fisiológica que puede aparecer o no”, explica Ghedin.

4. Todos somos elásticos

“En las películas triple X podemos ver variadas posiciones para realizar el acto sexual. Hay que tener en cuenta que los actores y las actrices están entrenados para ese tipo de papeles. Hay posiciones que son realmente muy incómodas y de gran impacto visual, pero que no hacen necesariamente al sexo más agradable, sino todo lo contrario”, explica Gómez.

5. Todas las mujeres son multiorgásmicas

Los personajes femeninos suelen hacer un despliegue exagerado de la llegada al clímax. “En la realidad, la respuesta orgásmica es cambiante: a veces es intensa en placer, otras veces más pobre, algunas veces hay multiorgasmos y en otras no. En fin, la respuesta sexual es variable y está influida por distintos factores como el estrés, las ganas y la pericia sexual de la pareja, el tipo de estimulación recibida, la fase del ciclo menstrual y la rutina”, enumera Ghedin.

6. El sexo bruto le gusta a todos

En el cine porno se pueden ver muchas escenas de sexo violento (hard sex) o que son realmente agresivas. “De acuerdo a mi experiencia, la gran mayoría de los pacientes y sus parejas prefieren ser tratados con suavidad y dulzura para realizar el acto sexual, o a lo sumo con mucha intensidad y fogosidad, pero no violentamente”, cuenta Gómez.

7. Todos tenemos un juguete sexual en la mesa de noche

“En las películas porno aparecen ciertos guiños fetichistas: lencería erótica, zapatos estilizados (de taco o estiletos), medias caladas y disfraces, entre otros. Hasta la escenografía impresiona deliberadamente ´kitsch´, como suelen ser los hoteles alojamiento”, describe Ghedin.

8. Improvisar un trío es muy fácil

Imaginemos una escena porno: la mujer encuentra a su pareja teniendo sexo con su amiga y se suma para practicar un furioso ´menage a trois´. El doctor Gómez se encarga de desmitificarla: “pensemos en lo absurdo de la situación y llevémosla a nuestras vidas cotidianas: ¿qué pasaría si nuestra pareja nos encuentra teniendo sexo con nuestra amiga/o? ¿Es más factible que se sume a la cama o que nos elimine de su vida?” Fantasías destruidas en 3, 2, 1…

9. Los hombres gay son “machos” y las lesbianas “hacen de hombre”

“En las porno dirigidas al público gay los hombres son estilizados, musculosos, estereotipo del macho recio y bien dotado. El juego previo es muy corto y la relación tiene como objeto la penetración, cosa que no ocurre tan así en la realidad”, señala Ghedin. Con las relaciones lésbicas también se miente. La razón: las consumen los hombres que les gusta ver a dos o más mujeres tener sexo. “Las películas no muestran la realidad y siempre exponen a una de ellas ´haciendo de hombre´, es decir, asumiendo un rol activo, y otra de mujer, con un rol pasivo”, agrega el doctor.

10. Los repartidores de pizza y los gasfiteros son recontra sexys

En las XXX, las mucamas, los jardineros, las secretarias, los vendedores, los gasfiteros y los repartidores, por solo dar algunos ejemplos, son siempre bellos y de físicos espectaculares. No solo eso, sino que además están dispuestos a tener sexo con el/la protagonista. “Como podemos adivinar rápidamente, aunque alguna vez pueda ocurrirnos, esto no es habitual en la vida real”, apunta Gómez.

En fin, las películas porno abundan en mentiras o exageraciones con tal de lograr su objetivo de estimular al espectador, no debemos perder de vista que una película es solo eso: ficción hecha por actores, y que hay que usarla como una fuente más de erotismo, pero sin olvidarse de disfrutar el placer de tener sexo de acuerdo a las posibilidades de cada uno, evitando las comparaciones y los dislocamientos.