El Parque de la Amistad (Friendship Park), ubicado en la frontera entre México y Estados Unidos, fue el punto de reunión por el Día del Padre, entre decenas de familias separadas.

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Una de estas fue la familia Castillo, cuyos miembros se congregaron frente a la malla fronteriza que divide San Diego (California) de Tijuana.

“Imagínese la alegría que le estoy dando por verme”, señaló Salvador Castillo, un maestro mexicano de 65 años que se reencontró con su hija Ingrid Lucrecia Castillo Sánchez, a quién no veía desde que fue deportado hace 14 años.

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Otro de los que se dio cita en este parque fue Ponciano Méndez, de 51 años, quien esperó por horas a sus hijas. “Hace unos días mi hija se graduó de la escuela secundaria Grossmont High School, es una lástima que no estuve ahí”, comentó.

Al igual que estas familias, hubo otras que compartieron momentos alegres y amargos en esta valla metálica, que ni siquiera les permite el contacto físico o compartir alimentos.

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