A través de un comunicado oficial, se informó que la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, tuvo una conversación telefónica con el primer ministro de Indonesia, Joko Widodo, para abogar por la vida de dos de sus compatriotas que están condenados a muerte en ese país; sin embargo, no tuvo éxito.

La mandataria brasileña trató de convencer al líder indonesio para que anule la sentencia de Marco Archer Cardoso Moreira y Rodrigo Muxfeldt Gularte, condenados a muerte por narcotráfico, pero la respuesta de Widodo fue que no podría conmutar la sentencia, pues se han cumplido todos los trámites legales.

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Según el comunicado, Rousseff manifestó tener conciencia de la gravedad de los crímenes cometidos por los brasileños pero recordó al mandatario indonesio que la ley brasileña no contempla la pena de muerte.

Sin embargo, ante la negativa de Widodo, la mandataria lamentó profundamente la decisión de llevar adelante la ejecución de los brasileños, que va a generar conmoción en Brasil y tendrá una repercusión negativa en las relaciones bilaterales entre ambas naciones.

Los condenados

Marco Archer Cardoso Moreira, de 53 años, fue detenido en 2003 en el aeropuerto de Jakarta, cuando intentaba ingresar al país con 13,4 kilos de cocaína escondidos en los tubos de un ala delta. Él será llevado ante un pelotón de fusilamiento este fin de semana junto a otros cinco extranjeros (un holandés, dos nigerianos y un vietnamita), todos condenados por narcotráfico.

Por su parte, Rodrigo Muxfeldt Gularte, quien fuera arrestado en 2004 con seis kilos de cocaína escondidos dentro de una tabla de surf, continuará aguardando su condena.