Más de una decena de personas fueron sepultadas en la ciudad colombiana de , en el primer sepelio colectivo de víctimas de la avalancha que asoló la localidad y que dejó al menos 273 muertos.

El entierro colectivo tuvo lugar en el Parque Cementerio Normandía, el más moderno de la ciudad, que algo más de un lustro después de ser construido para terminar con la saturación del antiguo camposanto hoy apenas daba abasto.

Ese cementerio se ha convertido también en una morgue improvisada puesto que la del hospital de , capital del departamento del Putumayo, quedó saturada el mismo sábado y muchos cadáveres fueron llevados al Normandía.

Precisamente por su labor improvisada como tanatorio, a las puertas de esa cementerio se han concentrado centenares de personas desde el pasado sábado para localizar a sus familiares desaparecidos.

Hoy, muchos de ellos tuvieron la ocasión de entrar para despedir a sus parientes entre escenas de dolor.

Debido al fétido olor que rodea el cementerio y que atrapa a quienes pasan por la puerta, muchos de ellos llevaban máscaras tapabocas que quedaban inundadas por las lágrimas.

Algunos de los cadáveres eran colocados en el ataúd apenas antes de ser entregados para su entierro y sellados de manera precaria con plástico o cinta debido al avanzado estado de descomposición en que se encuentran.

Cerca del punto donde fueron cavadas las fosas, y bajo carpas improvisadas se encuentran algunos de los cuerpos que todavía están siendo sometidos a necropsias.

Entre quienes fueron sepultados había varios niños, que fueron colocados en pequeños ataúdes blancos y que suscitaron algunas de las escenas de dolor más desgarradoras.

En algunos de los casos, los familiares ayudaron a cavar los huecos en un cementerio desbordado por la tragedia, al igual que buena parte de la ciudad.

Antes de ser sepultados, un sacerdote ofició una pequeña ceremonia litúrgica por el descanso eterno de la víctimas de esta catástrofe.

Fuente: EFE

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