Las intensas y sorpresivas precipitaciones registradas en las regiones del norte de Chile durante los meses del invierno austral dieron paso al deslumbrante desierto florido en Atacama, el más árido y soleado del mundo.

Este fenómeno, que ocurre con una distancia de cinco o siete años, pero que se ha vuelto recurrente debido a la presencia de el fenómeno climatológico El Niño, atrae a miles de turistas con sus más de 200 especies florales y fauna endémica.

Fuente: EFE

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