El parisino Puente del Alma, donde Diana de Gales murió hace hoy 20 años, se ha convertido desde entonces en lugar de peregrinación, junto al que mensajes, fotos y flores dejan constancia de que sigue siendo, según le dicen, “inolvidable”.

La llama de la libertad, réplica exacta de la antorcha de la Estatua de la Libertad de Nueva York, recibida por los franceses como símbolo de la amistad franco-estadounidense y situada junto a ese fatídico puente, es el epicentro de las muestras de cariño.

“Soy fan de Diana desde que era pequeña y hoy tenía que venir”, explica a Efe Patricia Brissard, a la que todavía se le pone la piel de gallina cuando recuerda esa mañana del 31 de agosto de 1997 en la que lo primero que escuchó en la radio al levantarse fue la noticia de su fallecimiento.

Fuente: EFE

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