Todos los años, miles de personas en busca del sueño americano montan el peligroso ferrocarril conocido como La Bestia. Muy pocos saben el difícil y largo viaje que tendrán que superar para llegar a la frontera de México con Estados Unidos.
Según cifras oficiales, alrededor de 400 mil inmigrantes, la mayoría centroamericanos o mexicanos, suben a este tren. De los cuales, aproximadamente 1300 terminan muertos o mutilados en el intento.
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Este ferrocarril, conocido también como La Bestia de Hierro, El Tren de la Muerte, El Caballo de Troya o El Tren Asesino, se encarga de transportar materias primas como aceites, grasas vegetales, arena, ácidos, carbón, semillas, incluso materiales flamables y de alto riesgo como gas, amoniaco, ácido sulfúrico y combustible.
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Los indocumentados que desean abordarlo se ponen a ambos lados de la vía y esperan el momento exacto para lanzarse. Trepar al techo solo es el comienzo de esta odisea. Una vez que consiguen subir, deben evitar quedarse dormidos, de lo contrario caerán a las vías.
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Pero aún así no están a salvo hasta que consiguen llegar a su destino.
“Este tren sega vidas, corta pies o manos. Los cuerpos muchas veces ni se recogen. A bordo hay atracos, violaciones, secuestros”, asegura Isabel Muñoz, una fotógrafa que realizó una exposición sobre la crudeza de este viaje
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