La estadounidense Brittany Maynard había decidido que su muerte ocurrirá el 1 de noviembre, este sábado. También había decidido que completaría una lista de cosas por hacer, deseos, aventuras, antes de partir. Llegó al último ítem de esa lista hace pocos días.

La experiencia, alegre, estuvo teñida por el deterioro de su salud. Maynard, de 29 años, supo hace unos meses, poco después de su boda, que tenía un tumor maligno en el cerebro. Los médicos le dieron cerca de medio año de vida.

Determinó entonces que, para evitar pasar por las etapas más duras de la enfermedad, ella misma decidiría cuándo morir. Lo comunicó en un video que publicó en YouTube el 6 de octubre y que ya fue visto más de 8,8 millones de veces.

En el video, producido por la organización proeutanasia Compassion & Choices, Maynard saca de su bolso dos botes con píldoras que dice que tomará para morir, en su dormitorio junto a sus seres queridos, mientras suena música de su elección.

“Moriré ahí arriba, en mi habitación, la que comparto con mi marido”, dice. La fecha que escogió es dos días después del cumpleaños de su esposo, Dan Díaz.

La lista

Pero antes de que llegue la fecha, decidió vivir momentos especiales, cumplir con una lista de cosas por hacer, de sueños. Sobre todo viajó. Fue con su marido al parque nacional Yellowstone y con una amiga a Alaska. Allí navegó junto a glaciares en kayak y se reunió con su madre para visitar más lugares.

Todo esto lo cuenta en el video, donde dice que el último ítem de esa lista es ver el Gran Cañón del Colorado.

La historia de Maynard está teniendo un impacto inusual en Estados Unidos, donde se ha reavivado el debate sobre la eutanasia, con voces que se alzaron para respaldarla y otras para cuestionarla.

Ella y su esposo se mudaron de California a Oregón, uno de los cinco estados en EE.UU. en los que el suicidio asistido por doctores está permitido.

Una vez que estableció allí su residencia y probó que le quedaban menos de seis meses de vida, obtuvo las medicinas para morir. En 1997 Oregón se convirtió en el primer estado de EE.UU. en legalizar el “derecho a morir dignamente”. Los pacientes terminales en pleno uso de razón pueden solicitar la muerte asistida a un doctor. El paciente debe tragar la píldora sin ayuda. Es ilegal que el doctor la administre.

En el Gran Cañón, sin habla

La semana pasada, Maynard finalmente cumplió con el deseo de visitar el Gran Cañón. “Tuve la posibilidad de disfrutar de mi tiempo con las dos cosas que más amo: mi familia y la naturaleza”, escribió en su blog.

La experiencia, sin embargo, no fue totalmente plena, porque como dijo, “es imposible olvidar mi cáncer”.

“Los fuertes dolores de cabeza y cuello nunca están lejos y, desafortunadamente, la mañana siguiente tuve el peor ataque que he sufrido hasta ahora”, escribió.

“Me quedé sin habla por un tiempo luego de recobrar la conciencia, y el sentimiento de fatiga continuó a lo largo del día”.

En el mismo texto dijo que su sueño es que todos los estadounidenses con enfermedades terminales puedan elegir morir en sus propios términos. No todos en su país están de acuerdo. Pero ella, en cualquier caso, podrá ejercer ese derecho este sábado.

Fuente: BBC

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