Más allá del físico, el atractivo de una persona radica en su personalidad y la manera de pensar. Alguien inteligente siempre llama la atención porque es una persona llena de ideas y conocimientos.

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Actualmente se define a estas personas como ‘sapiosexuales’ y en su caso la atracción sexual se da en un contexto donde se discuten temas de relevancia o interés para uno o ambos involucrados o donde hay muestras de un conocimiento que ambas personas encuentran relevante.

Para estos individuos la inteligencia va siempre antes que todo y la ciencia finalmente ha comenzado a darles la razón porque al parecer, el conocimiento realmente es mucho más sexy de lo que pensamos.

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1. El cerebro es el órgano sexual más importante de todos

Y no lo dice cualquiera, es de hecho Diana Rabb, quien tiene un doctorado en psicología transpersonal quien lo explica: “el cerebro es el órgano sexual más grande de todos. Quienes se identifican con la clasificación ‘sapiosexual’ dirán que se sienten atraídos por cosas que se relacionan más bien con el intelecto tales como sus pensamientos o ideas.”

Rabb también comenta que los denominados ‘sapiosexuales’ considerarán cualquier tipo de “discusión política, filosófica o psicológica prácticamente como un juego previo,” aunque creo que todo depende de los gustos y formas en las que nos vemos a nosotras mismas.

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2. Al parecer, una inteligencia mayor indicaría una libido mayor también

Otro factor que demostraría la importancia de la inteligencia en la atracción fue demostrado por una investigación llevada a cabo por la compañía Lovehoney. Al parecer, aquellos hombres que provenían de universidades de “elite” eran quienes compraban con mayor frecuencia juguetes sexuales o productos similares, por lo que la conclusión sería que los más inteligentes son también los que están más conectados con su lado sexual. ¿Podremos generalizar de esta manera? Una vez más, creo personalmente que cada individuo es un universo completamente diferente, pero de vez en cuando, quizás encontraremos características que nos harán pensar que sí, somos sapiosexuales.

FUENTE: UPSOCL