Pelo libre, mujer libre. El vello en las axilas y en el pubis se ha convertido en una forma de reivindicar la libertad femenina. Otras veces, sin embargo, ese estado natural no quiere reivindicar nada, y tan solo es un acto político involuntario.

Pero cuesta. Es difícil que todo nuestro bagaje estético sexista pueda llegar a concebir un axila sin depilar como algo natural, bello e incluso sexy. Muchas personas no tienen la necesidad ni desean cambiar esos parámetros y costumbres arraigadas, pero hay creadores, como el fotógrafo Ben Hopper, que nos propone explorar la belleza agazapada en un físico salvaje.

Hopper comenzó en 2007 una serie de retratos titulada Natural Beauty, con la que pretende aportar su granito de arena frente a lo que considera un “lavado de cerebro” de la industria de la moda: “No trato de decir que quiero que las mujeres se empiecen a dejar vello en la axila. Lo que creo es que es una posibilidad que la gente no tiene por qué desechar. Me gustaría que la gente simplemente cuestionara los estándares de belleza”, explicó Hopper a The HuffPost.

Algunas de las modelos que trabajaron con Hopper, y que debían dejarse crecer el vello para la sesión, no pudieron enfrentarse al peso de sus propios prejuicios. El fotógrafo explica que se notaba su incomodidad, y que hubo abandonos de última hora: “Una de ellas me dijo que estar sin depilar le daba asco”.

Ese rechazo al propio cuerpo en su estado natural, y no la voluntad de hundir a las marcas de cuchillas y de cera depilatoria, es el punto sobre el que Hopper quiere que reflexionemos. ¿No muestran sus retratos a mujeres bellas? ¿Qué vemos al mirarlas detenidamente? Al observar durante un rato, nuestra percepción inicial muta y hallamos la sensualidad de estos físicos en todo su esplendor.