El tiempo a solas. Ese instante en el que puedes conectarte con tu espíritu y analizar mejor las cosas. Escuchar lo que te rodea. Sentir. Palpar tus emociones y descubrir lo que tu mente piensa. Ese momento en el que todo es calma y no existe nadie más que tú y tu alma. Juntas. Conectadas, como debiera ser frecuentemente.

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Muchos creen que aquellas personas que disfrutan tener momentos a solas son seres que no les gusta compartir con los demás. No es así. Aunque no lo creas, a veces necesitas darte un tiempo para ti misma y disfrutar sólo de tu propia compañía.

No creas que es ser egoísta o anti social. Al contrario, incluso puede ser mucho mejor. Te hará sentir más despierta, con más ganas y con la mente mucho más clara, pues le darás un descanso. A veces necesitas detener tu mundo y descansar. Conectarte con tus emociones y escuchar los latidos de tu corazón. Es una terapia grandiosa que puede sanar incluso al alma más dañada, pues no existe poder curativo más grande que el que tú misma puedes darte.

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Aprovecha esos instantes en los que puedes estar a solas. Haz algo diferente. Escucha tus emociones y vuelve a hacer las cosas que te gustan, que te llenan, que te inspiran. Detén la marcha de tu vida y respira un poco, pues después no tendrás tiempo, porque te verás demasiado atareada y no podrás encontrar el instante para conectarte contigo misma, y es necesario que lo hagas.

Valora tu tiempo a solas. Disfrútalo y acepta que, en realidad, es increíblemente beneficioso para ti y para tu vida, porque no existe nadie que te conozca mejor que tú misma y eso es lo que nunca debes olvidar.

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