Era 1993. Colegio de mujeres. Viaje de promoción a Huaraz. Era la más tímida e introvertida de un salón de 45 adolescentes que esperaban “como locas” ir a las discotecas y conocer chicos (y no digan que no).

Según nuestro itinerario, teníamos tres días de discoteca. La primera noche nadie me sacó a bailar mientras que a mis amigas sí. ¿Por qué no me sacan a bailar y no me hacen el habla?, me repetía una y otra vez. ¿Capaz fui muy cubierta?, ¿me hubiera puesto otra ropa?, me decía.

Al día siguiente, Cecilia, a quien nunca olvidaré, me prestó una bonita blusa que llamaba la atención. Llegamos a la discoteca y no pasaba nada. Otra vez nadie me sacaba a bailar. Otra vez ignorada por el sexo opuesto.

Veía como mis compañeras se divertían, bailaban y compartían números telefónicos con los “patas” que conocieron. Cuando ya pensaba irme, sonó la guitarra de Slash con Sweet Child O’ Mine en los parlantes de la disco y la luces comenzaron a vibrar.

Yo no sabía quiénes eran ellos y menos la canción. Fue en ese momento que un chico se me acercó y finalmente me invitó a bailar. ¡Ya era hora!, me dije a mi misma. No recuerdo su cara (según amigas era guapo), pero fue amable y divertido conmigo.

Bailamos varias veces, pero la hora de irnos se acercaba. La profesora encargada del grupo nos aviso que teníamos que ir al hotel porque mañana saldríamos temprano para un tour. “Me malogró la fiesta”, me dije.

Sin embargo, antes de despedirme, vi que él se acercó al DJ. Luego vino hacia mí y me dijo delicadamente en el oído: “BAILA CONMIGO Y ESTA CANCIÓN TE LA DEDICO”. Acto seguido, escuché Sweet Child O’ Mine. “Qué lindo”, me dije.

Terminó la canción, nos dimos un beso en la mejilla y jamás lo volví a ver. Mis amigas me sacaron de la discoteca y solo pude ver que él y sus amigos nos siguieron hasta nuestro hotel. Han pasado los años y siempre recuerdo “el señor detalle” de ese chico, que fue “ingenioso y diferente” con respecto a los demás.

Él no pidió una balada ni me recitó un poema. Él me regaló Sweet Child O’ Mine, el primer single hard rock de Guns N’ Roses en alcanzar el Billboard Hot 100 en el verano de 1988. Pero fue hace poco que descubrí lo que me quiso decir: FUI SU DULCE NIÑA Y SU DULCE AMOR POR ESA NOCHE.

Moraleja solteritas: Hay que tener paciencia, poner de nuestra parte… y lo bueno se hace esperar.

DULCE NIÑA MÍA

Ella tiene una sonrisa que me parece

Me recuerda a las memorias de la niñez

Donde todo

Era tan fresco como el brillante cielo azul

Entonces y ahora cuando veo su rostro

Ella me lleva a ese

Lugar especial

Y si miro mucho tiempo

Probablemente romperé a llorar

Dulce niña mía

Dulce amor mío

Ella tiene ojos del cielo más azul

Como si hubieran pensado en la lluvia

Odio mirar en esos ojos

Y ver una onza de dolor

Su pelo me recuerda

A un cálido y seguro lugar

Donde como niño me ocultaría

Y rezaría por los truenos

Y la lluvia

Hasta que llegara la tranquilidad

Dulce niña mía

Dulce amor mío

A donde vamos

A donde vamos ahora

A donde vamos

Dulce niña mía

Por: Solterita pero feliz