Durante toda tu vida tienes sueños, experiencias y deseos que quieres que se cumplan, pero dejas de luchar por ellos porque los ves demasiado difíciles, pero no hay nada imposible.

No necesariamente las tienes que hacer todas, incluso puedes elegir las que te gusten y hacer tu propia lista de cosas que hacer antes de morir. La intención es que te atrevas a vivir, a probar cosas nuevas, que el día que mueras sientas que haz vivido.

Vivir en otro país una temporada. Porque no hay nada que te haga crecer más que independizarte en un lugar diferente al tuyo.

Viajar a otro país. Viaja, conoce, vive las experiencias más intensas de tu vida y aprende de las culturas que existen en el mundo.

Escalar una montaña. Sí, hazlo. No importa si le tienes miedo a las alturas, escalar una montaña te hará vencer muchos temores, sentirás que puedes vencer cualquier obstáculo que se te presente en la vida.

Visitar un museo. Conoce la riqueza de tu cultura, la historia que hay detrás de cada objeto, foto o escultura. Cuando termines te sentirás más culta porque sabrás cosas que muchos otros aún no saben.

Practicar un deporte. El que tu quieras, pero mueve tu cuerpo. Fútbol, natación, tenis, basket, lo que sea pero ten un deporte favorito. Esto te ayudará a crecer y tener un sentido de responsabilidad distinto.

Aprender a hablar otro idioma. Chino, mandarín, japonés, francés, ingles, alemán, hay tantos idiomas que puedes aprender. Cuando quieras conocer el mundo no tendrás problemas en comunicarte con los demás.

Enviciarte con un libro. Lee mucho, cuando lo hagas seguro tendrás uno favorito del que querrás hablar todo el tiempo e investigar todo lo que puedas del autor, de la historia y de los personajes. Enviciate con un libro que sea perfecto para ti, si puedes con más, mejor.

Hacerse amigo de un enemigo. Porque el odio no sirve para nada, para liberarte realmente de algún momento doloroso o de alguien que te hizo sentir muy mal tienes que perdonar.

Asistir a un festival de cine. Más allá de ir al cine a ver películas comerciales, te aconsejamos ir y disfrutar de un Festival con films independientes y fuera de lo común.

Asistir a un concierto. Del grupo o cantante que más te guste. Porque no es lo mismo escuchar tu canción favorita por el mp3 o la radio a verlos y sentirlos en vivo.

Llorar y reír sin censura o sin sentido. Ríe hasta que sientas que vas a explotar en cualquier momento, hasta que tu barriga te duela tanto que te obligue a detenerte. Y llora con todas tus fuerzas, como si fueras a quedarte sin una lágrima en tu cuerpo.

Bañarte bajo la lluvia. Si hay algo realmente hermoso que nos da la naturaleza es la lluvia, esas gotas de agua que caen del cielo nos sirven para refrescarnos y muchas veces para limpiar nuestra alma. Cuando caiga no te escondas ni busques un refugio. Camina, baila, corre y juega con la lluvia.

Viajar en barco, avión y tren. Una parte muy importante de viajar es la forma en la que lo hacemos. El vehículo en el que nos transportamos de un lugar a otro hace mucho más interesante la experiencia, por eso cuando salgas a recorrer el mundo trata de hacerlo por todos los medios posibles.

Perder el sentido del ridículo y hacer esa tontería que siempre has querido hacer. Porque no hay nada mejor que reírte de ti misma, sí seguro vas a sentir “roche” en algún momento, pero cuando pase el tiempo solo te vas a reír de aquello que hiciste.

Contemplar un atardecer y amanecer. Ver nacer el sol y ocultarse es una de las cosas que más ricas nos hacen y son totalmente gratis.

Tener una mascota. Nadie te va enseñar más del amor que tu mascota, los animales te van amar incluso cuando sientas que no lo mereces.

Realizar alguna fantasía sexual. Todas tenemos una fantasía sexual que nos gustaría realizar, no te quedes con las ganas y dile a tu pareja lo que quieres en la cama.

Enfrentarse a algo que nos de miedo. Vence tus temores, el que sea que tengas, encuentra la fuerza para superar aquello que te atemoriza en la vida, cuando lo hagas será como una liberación.

Volver a empezar. Porque escribimos historias a diario y cada vez que nos equivocamos aprendemos a no tropezar de nuevo con la misma piedra. Seguro nos vamos a caer mil veces más, pero seremos más sabias y podemos volver a empezar siempre con cada amanecer.

Tener un diario. Suena tonto y hasta infantil, pero es de lo más útil. Eres una persona diferente a los 40 de lo que fuiste a los 15. Seguro hay cosas que no recuerdas y nada mejor que leer de tu puño y letra aquella historia que tal vez olvidaste. Esa historia donde eras tú la protagonista, es como tener una maquina del tiempo. Escribe todo aquello que te hizo más fuerte, que te hizo crecer, los amigos con los que compartiste, el amor que perdiste, los momentos donde te derrumbaste y todo aquello que te hizo la mujer que eres ahora.

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