Todas queremos tener siempre un buen día, que el sol nos sonría y que la suerte siempre esté de nuestro lado, pero aunque podamos hacer mucho para lograrlo, a veces hay cosas que nos puede fastidiar.

Hicimos una pequeña encuesta y estas son algunas de las cosas que arruinan el día de una mujer.

Tu maquillaje. Pasaste horas retocando tu maquillaje antes de salir, quedaste (según tú) como una estrella de cine lista para la alfombra roja y de pronto sientes que hay algo en tu ojo, por un momento te olvidas y te lo sobas con toda tu fuerza. ¿El resultado? una mancha negra parecida a la de un puñete.

Brasier. Esta pequeña prenda milagrosa evita que nuestros pechos sean vistos por miles de personas en el día. Pero a veces, sólo a veces, nos juegan una mala pasada y ¡chan! se rompe la tira. Es lo peor porque tienes que tenerlo agarrado todo el tiempo hasta encontrar una solución.

Bikini travieso. Estás en la playa relajada, olvidando el estrés de la semana y te metes al mar. Estás nadando muy cómoda y cuando sales pasa lo impensable, tu lindo traje de baño se cae por la fuerza de las olas, la parte de abajo o la parte de arriba, en el peor de los casos ambas.

El taco. Te compraste los zapatos más lindos de la tienda, los amaste desde que los viste y decidiste usarlos para ir a trabajar. Estás caminando como modelo de pasarela por la calle y de pronto lo sientes, sí, se te rompió. Ese momento incómodo del día (que recién empieza) que se te malogra una de las adquisiciones más caras de tu vida. Y no es de esas cosas de las que fácilmente puedes traer un repuesto en la cartera.

Lluvia luego de salir de la peluquería. Fuiste a la peluquería a hacerte el laceado perfecto o un peinado que realmente querías, te demoraste horas ahí. Sales lista para ir a tu reunión, fiesta o simplemente a tu casa y llueve (peor si es en verano). ¡¿Por qué?! ¿Acaso Dios te odia? No, pero el clima es así, lo peor es que tu lindo peinado se reduce a nada.

Regla. Este pequeño invitado del mes tiene el poder de malograr nuestro estado de ánimo en segundos. Lo peor es cuando llega sin avisar y tu no estás preparada, es decir no llevas contigo una toalla porque no esperabas que se te adelante. Otra de las situaciones es ya estar con el ciclo menstrual y que se te “pase”, tienes que buscar algo para tapar tu trasero porque de lo contrario todos lo verán.

El vestido o la falda en el calzón y no te des cuenta. Esto suele pasar en verano. Estás caminando por la calle con tu hermoso vestido y sientes que todos te ven, lo primero que piensas es en que seguro te ves increíble. Pero no es así, lo que pasa es que tu vestuario te jugó una mala pasada y todo el mundo está viendo como se te metió en tu ropa interior.

Salir de la casa sin plata o tarjetas y darte cuenta…en el camino. Esto sí es algo controlable, pero a veces pasa. Estás tan ocupada en salir temprano de tu casa para ir a trabajar o estudiar que no te das cuenta que olvidaste meter tu billetera. Lo peor es cuando te das cuenta EN EL CAMINO porque tu única solución es apelar a un alma noble que te preste hasta el día siguiente o regresar y llegar tarde a donde tenías que ir.

Que se te malogre el carro en medio del tráfico. Y si ya de por sí el tráfico es Lima es un calvario, lo peor es ser tú la causante de este infierno porque a tu carro (si lo tienes) se le ocurrió pararse en medio de la Javier Prado a las 8 de la mañana.

Derramar algo en tu ropa. Una de las peores cosas que pueden suceder es que en medio de tu torpeza derrames agua/jugo/café/lo que sea en tu ropa o peor aún, que lo eches encima de alguien más.

Caerte en un lugar público donde te conocen todos. Todos tenemos accidentes, no lo podemos evitar, pero siempre es una experiencia vergonzosa caerse en un lugar público, más aún si todos te conocen ahí. Sea en el trabajo, universidad, instituto, colegio, en una reunión, o donde sea. Para salvar la situación sólo ríete de ti misma.

Atrapada para siempre. Ese momento en el que vas a comprar ropa y ves una blusa/vestido/pantalón, decides probártelo (aunque no hay en tu talla). En el vestidor te das cuenta que la prenda en cuestión te queda ridículamente pequeña y por un segundo crees que jamás te la podrás sacar y que deberás quedarte a vivir ahí…para siempre.

Baño público. Cuando vas al baño de un lugar público sola y haces todo lo que tenías que hacer, cuando te das cuenta ¡NO HAY PAPEL!. Si hay algo peor que esto, no lo sabemos.

Que te pase todo lo de la lista en un mismo día. Y ya para terminar, lo peor de todo sería que esta serie de “eventos desafortunados” ocurran en el transcurso de 24 horas.

Por Claudia Sovero (@Claudia_Sovero)