1. Dormir solo una pocas horas en la noche. Hay tanto que queremos lograr en esta vida, de solo pensarlo sufrimos ataques de pánico. Cada vez que volvemos a casa para las vacaciones, dormimos la mayor parte del tiempo y nuestros padres nos dicen por centésima vez que necesitamos dormir más.

Sin embargo, nunca lo hacemos. Todos los días nos despertamos después de cuatro o cinco, si tenemos suerte, horas de sueño y maldecimos al estúpido y alegre sol.

Estamos muy conscientes de que no le estamos haciendo un favor a nuestros cuerpos, pero al mismo tiempo, las noches que nos quedamos despiertos trabajando en nuestra brillante idea hasta las 3 am, fueron de las noches más productivas hasta ese momento.

Las noches que nos quedamos fuera hasta las 4:30 am bebiendo whisky y explorando la ciudad con nuestros amigos igual de imprudentes que nosotros, son memorias que nunca olvidaremos. No dormimos lo suficiente, pero las horas que permanecemos despiertos en lugar de dormidos, son horas que no cambiaríamos por nada en el mundo.

NO TE PIERDAS: 25 cosas positivas que TIENES saber sobre cumplir 25

2. Comer grandes cantidades de comida a las 4 de la mañana. A los veintitantos, se comienzan a ver los efectos de ya no ser un adolescente con un gran metabolismo. Las cosas que comemos no se evaporan simplemente de nuestros cuerpos.

Se aferran a nosotros, a nuestros muslos y a nuestra barriga y a otros lugares que ni si quiera sabíamos que era posible que podían subir de peso.

Volvemos a nuestra casa después del trabajo o de una fiesta, y por muy tarde que sea, ponemos una pizza congelada en el horno y, ups, nos la comemos completa. Bien, puede que no haya sido la decisión más inteligente, y sí, la balanza va a reflejar esa decisión al día siguiente, pero aun así lo hacemos.

PUEDES VER: 25 cosas para hacer antes de que tengas 25 años

3. Despilfarrar todo tu dinero en algo descabellado. Seamos realistas, tener 20 y tantos usualmente significa estar en bancarrota permanente. Vivimos en ciudades demasiado costosas y trabajamos en cosas que no pagan lo suficiente. No podemos darnos ningún lujo.

Ocasionalmente, tendremos de alguna manera un poco de dinero y sentiremos que lo hemos logrado, incluso cuando se trata solo de doscientos dólares.

Nos prometemos utilizar ese dinero de manera inteligente, guardarlo en la cuenta de ahorros y dejarlo ahí; pero luego surge la necesidad de visitar a nuestro mejor amigo en otra ciudad o nuestra madre desea desesperadamente ese collar que vimos en la feria de artesanía como regalo de navidad.

Sin más, desaparece nuevamente. Luego nos reprochamos por estar quebrados otra vez, pero no nos arrepentimos de haber gastado ese dinero. Podemos desear tener más dinero, pero aun así nos alegramos de que al menos lo gastamos en algo que nos importaba.

PUEDE GUSTARTE: 17 cosas que ya NO deberían pasar a tus 25 años

4. Beber demasiado alcohol en una noche. Todos lo hemos hecho. Nos declaramos de antemano: “Esta noche no beberé mucho”, y luego, lo hacemos. Demasiado alcohol.

Le mandamos un mensaje de texto a esa persona que nuestros amigos prometieron no dejarnos escribirle, pero claro, ellos también se emborracharon. Nos hacemos amigos de desconocidos; perdemos algunos artículos de nuestra vestimenta a lo largo de la noche; y en el recuerdo serán buenas historias.

De lo único que nos arrepentimos, es de la resaca que tenemos a la mañana siguiente.

PUEDES LEER: 5 cosas que pensé que tendría a los 25 años

5. Enamorarse de alguien que sabemos que no funcionará. Uno de nuestros defectos más grandes y una de nuestras mayores riquezas a los 20 años es que amamos apasionadamente. Tenemos mucho amor para dar y no hay suficientes lugares para entregarlo. Algunas veces nos enamoramos y todo resulta de maravillas. Y otras veces, no.

Algunas veces nos enamoramos y la otra persona no nos corresponde. Experimentamos lo que es tener el corazón roto y es diferente a cualquier cosa que hayamos sentido antes en nuestras vidas. A pesar de todo el dolor y las incontables horas pasadas deseando que las cosas fuesen distintas, hemos amado, y eso es mucho más de lo que algunas personas pueden decir.

Hemos tenido amor; no funcionó y, como la tantas cosas que vivimos a los veinte que fueron raras, igual no lo cambiaríamos por nada.