Sabiendo lo difícil que es ser mamá, el portal Scary Mommy ha publicado un testimonio, dirigida a todas las madres.
Querida mamá que amas con todo tu corazón:
Puede que no me conozcas, pero yo te conozco a ti. He caminado en tus zapatos
(lentamente claro, para que las piernecitas de mi bebé pudieran alcanzarme) He usado tu transportador de bebé, sintiendo el peso de mi hijo en crecimiento clavándose en mis caderas y hombros. He conducido tu auto, lo he cargado con toscos asientos de bebes, coches, juguetes, bolsas de pañales, vasos para bebes y Cheerios desparramados. He dormido en tu cama, despertando múltiples veces en la noche a lactar, calmar, espantar malos sueños, o simplemente confirmar mi presencia maternal en el mundo.
Como tú, he estado ahí, en el cielo y el infierno de tu amor de madre
Ese amor –Oh Dios, ese amor. Algunas veces es demasiado, ¿no? El amor y la preocupación que acarrea consigo. El amor y la frustración que acarrea consigo. El amor y la agotamiento que acarrea consigo. El amor está cargado, Mamá. Es pesado y lo consume todo e increíble y aterrador. Es encantador y reafirma tu vida y bendecido y sagrado. El amor de una madre no es fácil, ni al principio, ni en el medio, ni nunca. Es un enorme cofre de tesoros, cargado con riquezas y piedras preciosas, valioso más allá de lo que podamos medir. Pero no es ligero, y no es fácil. No puedes tener ese amor sin el peso. Los dos son inseparables.
Pero estos tempranos años, Mamá –te harán tan fuerte. Y la fuerza que ganas ahora te ayudará a cargar ese amor a través de paisajes que no podrías anticipar. Ese amor es enorme y pesado, pero confía en mí cuando te digo que lo subirás a tus hombros y lo llevarás sobre montañas. Nadarás cruzando océanos turbulentos con el peso encadenado a tu corazón. Tirará y empujará lugares que ni sabías que existían. Lugares que te dejarían sin aliento, lugares mágicos, lugares aterradores. Estos años te están preparando, condicionando, haciendo crecer tu fuerza y resistencia para cargar ese amor a través de lo que sea, siempre.
Sé que a veces es duro. Quizá la mayoría del tiempo. También sé que es indescriptiblemente hermoso gran parte del tiempo. Quizá no sepa todo, pero puedo prometerte que toda la maternidad será de esta manera. Arriba y abajo. Luz y oscuridad. Gozo y desesperación. Navegación calma y tormentas furiosas. Y siempre –siempre– cargando ese amor. Ese pesado, exquisito navío lleno de belleza y felicidad y esperanza y temblores. No se hace más ligero, pero tú te haces más fuerte, lo prometo.
Sé que es duro ahora, pero no desees otro tiempo, no anheles otra temporada, no te imagines que habrá un tiempo en el cual este amor no te desafíe. No te diré que disfrutes estos días por que se van rápidamente, pero quiero que sepas que cuando estos momentos, días, o semanas se sienten pesados –ese es el amor condicionándote para que puedas seguir llevándolo. Es duro. Tan, tan duro. Pero tu fuerza y capacidad son tanto mayores de lo que crees. La maternidad te lo mostrará eventualmente, si ya no lo ha hecho. Lo duro es una bendición.
Y el gozo –gracias a Dios por el gozo. El gozo es la mejor herramienta para educar, si la usas bien. Agárrate de cada momento de gozo cuando sucedan y tómalo hasta que se absorba en tu alma. No lo encontrarás en cada momento de la maternidad, pero concéntrate totalmente en los momentos en los que sí lo encuentres. Los momentos gozosos son correas y poleas y palancas y ruedas que harán mucho más fácil el cargar ese amor.
Y entre ustedes mismas –oh, mamá, por favor encuentra otras madres que también entiendan lo que es cargar ese amor. Hablen entre ustedes sobre la manera en que se siente, sobre las cosas hermosas que conlleva, sobre la responsabilidad de cargarlo. Está bien reconocer la belleza y la dificultad en una misma medida. No se supone que deba ser fácil. Pero pueden ayudarse la una a la otra, compartiendo sus alegrías, recordándose entre ustedes de su fuerza, y diciendo, “Sí, Hermana. Lo sé. Es duro.” Los días en que nuestro propio amor se desliza sin esfuerzo cuesta abajo, podemos ofrecer un poco de nuestra fuerza a una madre que está luchando por empujar el suyo montaña arriba. Necesitamos la una de la otra, Mamá. Todas nosotras.
Tengo tan grandes sentimientos cuando pienso sobre mis primeros días de maternidad. Esos pequeños son tan puros, su futuro es tan ilimitado, que el amor hacía ellos esta tan lleno de asombro y preocupación. Recuerdo haber sentido algunas veces como si fuese demasiado pesado para manejarlo, ese amor. Todavía lo siento a veces, a pesar de los años y años de condicionamiento. Pero ese amor y yo hemos pasado mucho juntos. Me ha hecho más fuerte. Aún me hace más fuerte, todos los días.
Y seguirá haciéndote más fuerte a ti, también. Lo prometo.
Sostente, Mamá.
Sigue adelante.
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