Las causas más habituales que provocan una pataleta en un niño son:

- La frustración del niño por no poder hacer o conseguir algo con inmediatez.

- Su deseo de controlar el ambiente, su deseo de omnipotencia.

- El deseo de llamar la atención, de ser el centro de atención, para recibir cariño. Algunos niños descubren que portándose mal reciben mucha atención y cuando se portan bien nadie les hace caso.

- Cuando las normas de comportamiento son poco claras o incoherentes, el niño trata de descubrir dónde están los límites.

¿Cómo luchar con este problema?

Los padres deben poner las normas claras en casa: No sirve decir “tienes que portarte bien”, pues es un concepto muy ambiguo. Se específico, por ejemplo: No se grita dentro de casa, o, no se puede tirar la comida al suelo.

Como una de las causas de las rabietas suele ser la demanda de atención, las prevendremos fortaleciendo la autoestima del niño, proporcionándole amor, cariño y seguridad.

Hablar de los sentimientos que lo perturban antes de que se lleguen a descontrolar. La tristeza y la rabia conducen a menudo a estas situaciones.

No golpear ni agredir físicamente al niño, pues con esto sólo se consigue enseñarle a reaccionar con violencia, se maltrata y se atemoriza, pero no se educa

Otra buena alternativa es distraerle con un cuento, una canción, un baile, un juego. Es preferible algo divertido o sorprendente.

Y no olvides, es importante que el adulto mantenga la calma hablándole con suavidad pero con firmeza, tratándole con cariño pero sin dejar que el niño controle la situación, y se salga con la suya.