A diferencia de hace cinco décadas, las mujeres jóvenes de hoy tienen expectativas académicas y laborales y su prioridad ya no es realizar las tareas del hogar, menos aún traer un al mundo.

Por eso, cuando existe un bebé no planificado entre los 18 y 22 años, ocurre una crisis profunda pues la futura madre debe enfrentar dos desafíos: ser una persona independiente y a la vez.

“La frustración, la rabia y el cargo de culpa que experimenta (la joven) por traer al mundo un bebé no planificado, le provocarán una crisis profunda”, explicó Ximena Castro, psicoterapeuta de la Clínica de las Emociones, cuando falta poco para celebrar el .

“Se afectan los adultos que la rodean, pero también su propia mirada interna pues, haya sido consciente o no su embarazo- tenía un proyecto personal y hace crisis porque debe enfrentar otro proyecto de vida que no tenía pensado”, comentó.

Para Castro, el manejo mental y emocional que tengan estos casos será determinante pues la frustración y la presión de la familia y amigos es muy grande. Sienten miedo de fallar como madre, afirma, porque en nuestra sociedad aún hay mucha exigencia para ser mamá.

“El espacio terapéutico será muy importante. Allí expresará su rabia por estar embarazada. Allí, la ayudarán a pensar, organizar su vida, aceptar la realidad, procesar su cargo de culpa por incumplir el ideal de sus padres. Se le enseña a madurar porque su bebé necesita una mamá madura. Irónicamente, esta joven inmadura crecerá y no rechazará a su bebé”.

Madurez emocional

Aclaró que, a diferencia de las madres adolescentes que están vulnerables física, mental y emocionalmente, la vivencia de la maternidad entre los 18 y 22 años, está más asociada a sentimientos contradictorios por dejar el trabajo o los estudios a mitad de camino.

Sin embargo, reconoce que tiene sus ventajas ser mamá joven pues en esa etapa uno es más flexible para aceptar nuevas normas de crianza, se tiene más energías para jugar con el bebé, aunque a veces, dijo, hay jóvenes que, por no superar sus depresiones, no saben ser felices.

“Pero todo depende del desarrollo emocional, no hay que idealizar sobre todo si sabemos que la presión social para que las mujeres sean independientes e individualistas es permanente. La vivencia de la maternidad siempre será de acuerdo al vínculo que se tuvo con la madre, como se tuvo, cómo se formó y cómo se desprendió.”

Fuente: Andina

TAGS RELACIONADOS