Al parecer, el niño se había visto envuelto en varios casos de bullying y su progenitor lo obligó a sostener un cartel donde admitía ser “un matón”.

“El bullying es una forma de humillación pública y quizás así entienda que cuando él humilla a alguien públicamente no se siente bien”, explicó el padre del niño, José Lagares, al sitio KCENTV.

Por eso, el hombre se paró con su hijo en la intersección de la calle Fort Hood y el Boulevard Veterans Memorial para que los conductores que transitaban por la zona tocaran la bocina al verlo.

“Soy un bully, tocá la bocina si odiás a los bullies”, podía leerse en el cartel que levantó durante el martes por la tarde el niño, un alumno de cuarto grado de la primaria de Killeen.

“Espero que tenga eso en cuenta la próxima vez que sienta ganas de molestar a alguien. Que lo piense dos veces”, espetó el hombre, quien se mantuvo parado junto al niño.

“Me dijeron que soy un padre vago, que había otras opciones en vez de hacer esto, pero no conocen la historia. Este fue el último intento, y parece haber funcionado”, expresó Lagares, quien había intentado corregir la conducta de su hijo con castigos y penintencias sin éxito.

El hombre regresó a la misma esquina el miércoles siguiente con un cartel que decía: “No estoy arrepentido. Tocá bocina para detener el bullying”, con la intención de explicar por qué obligó a su hijo a pasar por un momento tan incómodo.

“No voy a permitir que mi hijo le haga daño a otros chicos. No necesitamos otro Columbine ni otro Solomon Harris y me niego a que mi hijo sea parte de eso”, señaló el hombre el referencia al tiroteo ocurrido en una secundaria de los Estados Unidos y a la trágica muerte de un adolescente que era constantemente agredido por sus compañeros y se quitó la vida.