En el pasado no se solía prestar mucha atención a esta dimensión del tratamiento, pero como cada vez son más los enfermos que sobreviven a la enfermedad, el interés por la denominada oncofertilidad ha ido aumentando.

Así, el pasado agosto, un estudio publicado en la revista The Lancet Oncology destacaba que un tercio de las mujeres supervivientes de cáncer que buscaron tratamientos contra la infertilidad lograron quedarse embarazadas.

En el caso de los hombres, una investigación del Weill Cornell Medical College de Nueva York sostiene que pueden someterse a procedimientos poscáncer para almacenar esperma viable que les permita tener hijos biológicos.

Por ahora, la opción más común y exitosa para las mujeres adultas aquejadas de este mal es congelar un embrión antes de someterse a la radiación.

Cuando deciden intentar quedarse embarazadas, reciben un tratamiento con estrógeno y progesterona para preparar el útero. Luego se descongela el embrión y se transfiere a aquel.

La tasa de éxito de esta fertilización in vitro es de alrededor del 50% en féminas menores de 35 años. Pero existen otras posibilidades novedosas, como la congelación de tejido ovárico previa al tratamiento del cáncer.

Los avances científicos están llevando a plantear incluso la posibilidad de que las personas infértiles puedan conseguir tener un bebé a partir de células de su propia piel.