La Universidad de Colorado (EE.UU) realizó un estudio donde se identificó que dormir las horas necesarias ayuda a las personas a tener un ritmo sano en el plano psicológico. Por ello, se recomienda que desde la niñez es necesario practicar el hábito de dormir para ello no interferir con una vida libre de problemas en el estado emocional, al llegar a la adultez.

La investigación verificó que con tan solo un día sin dedicar a una siesta, los niños pueden ser capaces de aumentar su ansiedad y reducir el grado de interés, alegría, y capacidad para entender las cosas.

“Un sueño insuficiente generado por saltarse las siestas, se paga en la manera que tienen los niños para expresar sus sentimientos y con el tiempo, repercutir en su desarrollo emocional cerebral”, señala Monique LeBourgeois, jefa del estudio señalado en el Journal of Sleep Research.

El riesgo más grande en este caso, es el riesgo que llevaría a los más pequeños a presentar problemas graves en sus estados anímicos, desatándose la depresión a través de los años, precisó la especialista.