Los adultos quieren que todo sea rápido, ellos siempre están viviendo las cosas a una velocidad máxima, debido a que tienen cientos de cosas por hacer. Pero, los niños no, ellos pueden darse el tiempo para disfrutar de cada instante y eso es algo que las personas grandes deberían aprender de ellos. Es así que el portal Upsocl.com ha preparado un artículo al respeto. A continuación te lo mostramos:

“Todos los fines de semana llevo a los chicos al parque y se ha convertido en parte de nuestra rutina. La verdad es que tanto aman visitarlo que no importa si hace demasiado frío o demasiado calor, no hay nada que pueda convencerlos de saltarse su visita semanal.”

“Siempre nos encontramos algo divertido y creo que no soy la única que ve los sábados por la mañana como nuestro momento de vivir pequeñas aventuras. Sin embargo, este fin de semana noté algo que creo que siempre había estado ahí, pero que nunca había llamado mi atención.”

“Mi garganta estaba muy irritada por lo que hablar me era un poco molesto. No fue hasta que me di cuenta lo mucho que les hablaba a los chicos para darle direcciones (y lo noté por la incomodidad que sentía) que comencé a pensar al respecto. Siempre estaba apurándolos sin darme cuenta. Vamos, No te detengas o Vamos a ver que hay por allá eran algunas de las más recurrentes. Al llegar a casa los chicos se fueron a jugar con nuestro perro y yo me senté en el sofá, mirándolos muy reflexivamente.”

“Se me ocurrió que constantemente los presionaba a vivir más rápido de lo que debían vivir. Es claro que como adulta el ritmo al que vivo es completamente diferente al de ellos y nunca dejo de moverme, creo que ni siquiera cuando tengo horas para relajarme.”

“Supongo que parte del problema tiene que ver con esta cultura en la siempre estamos ocupados o en la que pretendemos siempre estarlo. Es como si nuestra productividad dependiese de este estado en particular porque incluso cuando podemos, creo que no nos damos tiempo para sólo ser, para sólo observar y respirar profundamente.”

“Me propuse comenzar a recordar las cientos de razones que tengo para sólo sentarme a contemplar a mis hijos y para sólo escuchar la forma en la que sus voces se diferencian y sus cuerpos giran y giran. Me di cuenta que nunca vivía en el presente, que siempre vivía en el minuto siguiente, en el momento siguiente, en el futuro próximo, en las tareas que nos esperaban un poco más allá, después de lo que estábamos haciendo en el ahora.”

“Creo que hasta ese momento nunca me había dado cuenta que mis hijos serán niños por sólo segundos antes de convertirse en adultos para siempre. No quiero despertar un día y darme cuenta que he perdido años valiosos por siempre estar pensando y esperando en lo que vendría después. Quiero que ellos mismos vivan su vida al máximo.”

“Me he propuesto comenzar a tomarme las cosas con más calma y disfrutar de hasta lo más pequeño que suceda en nuestros días. Ya me han sorprendido con una cosa o dos que nunca había notado antes, y espero con ansías ver más resultados de este cambio de perspectiva a la hora de criarlos.”

“Nuestro próximo paseo en el parque será completamente diferente y libre de expectativas. No importa si nos toma una hora llegar hasta allá porque los niños quieren detenerse a inspeccionar las hojas de los árboles o los insectos que viven en ellas. Desde ahora en adelante, dejaré que el tiempo camine y que deje de correr.”

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