Nadie nunca está preparado para recibir una noticia tan horrible como esta. Nadie nunca está listo para ver como la persona más grandiosa en el mundo cierra sus ojos para siempre. Nadie nunca es tan fuerte como para superar esto rápido.

Todos nosotros sabemos que algún día deberemos enterrar a nuestros padres, pero el que conozcamos este hecho y el vivir esa realidad son dos cosas diferentes. Cuando un padre muere, parece como que todos los lazos que mantenías con tu infancia se han roto. Aún cuando eres un adulto y tienes hijos propios, la muerte de un padre puede destruir tu sensación de seguridad y confianza. Es, quizás, cuando por primera vez te das cuenta que ya no hay nada que se interponga entre tú y la muerte.

La persona que siempre estuvo ahí o que se suponía que debía estar para protegerte ahora se ha ido. Tú realidad ha cambiado instantáneamente. Ahora te has convertido en el protector y defensor de tu propia vida. Literalmente te has convertido en un adulto.

La sensación de dolor va a variar dependiendo de las circunstancias de la muerte, tu edad, si hay un padre sobreviviente y la salud de éste. Tú propia situación familiar, el hecho de que tengas hermanos o de que seas hijo único también van a impactar de forma diferente sobre tu sufrimiento. Entonces, ¿qué puedes hacer?

Primero, es importante permitirte expresar y experimentar todos los sentimientos que acompañan a tu sufrimiento. No tienes que ser fuerte o hacerte el mártir solamente porque eres un adulto. Las lágrimas, ya sea que sean internas o externas, no son un signo de debilidad ni una falta de fe, ya que el sufrimiento es el precio que pagamos por amar.

Mucha gente famosa ha dicho que ellos realmente nunca crecieron hasta que sus padres murieron. No tenemos que hacernos famosos para entender estos sentimientos. Nuestros padres nos traen a este mundo y nos dejan en él regalándonos muchos dones.

La muerte no es su regalo final, pero es el paso hacia otra generación y el comienzo de un nuevo conocimiento acerca de nuestra vida y de nosotros mismos. El tributo más grande que puedes brindarles a tus padres es todo lo que puedes llegar a hacer con tu vida.

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