Las épocas han cambiado totalmente. Si comparamos cómo era en los tiempos de nuestros y ahora, las diferencias son abismales desde la forma de crianza.

Aunque suene demasiado machista, es inevitable decir que antes las mamás se dedicaban a la cocina, crianza de los hijos y quehaceres del hogar; mientras que los papás se dedicaban exclusivamente a trabajar para traer el sustento al hogar. Hoy eso puede llegar a escandalizar a cualquier mujer.

Pues, tanto ellos como nosotros trabajamos y compartimos los mismos roles de la casa. Y si hay alguien quien ha tenido mayores cambios, son los varones de casa. Esa imagen dura y autoritaria que trataron de marcar en el pasado, hoy ha cambiado a una imagen amorosa, tierna y capaz de convertirse en el cómplice de travesuras. Entre los cambios más notables del ayer y hoy son:

Cocinan: Si antes la cocina era solo de la mujer, ahora todo papá también entra a este espacio de la casa para engreír al bebé con un pequeño postre o simplemente cocinar los dos juntos.

Peinan: Claro que no lo hacen como deberían, pero las intenciones y ganas por hacerlo sobran. Peinar sobretodo a la hija mujer es una de las cosas que muchos de ellos se mueren por hacer, aunque les resulte difícil.

Pintarse las uñas: ¿Solo mamá se pinta las uñas? ¡NO! Ellos también están dispuestos a complacer los caprichos de las hijas y se dejan pintar las uñas con tal de ver a sus hijas sonreír.

Ayudan en las tareas escolares: A algunos les sobra y a otros les falta paciencia, pero es el momento perfecto para que padre e hijo se relacionen mejor cada día. Les hará recordar su época de colegio.

Son felices choferes de sus pequeños: No hay más pasajero preferido que un hijo para todo padre. Llevarlos al colegio o ir de compras con ellas en el auto es una experiencia realmente formidable.