Si es importante el diálogo en las relaciones interpersonales, lo es más en la comunicación en la familia. La interacción está guiada por los sentimientos y por la información que transmitimos y comprendemos.
Autoridad no significa gritar más que ellos o decir lo que tengamos que decirles más alto. Es verdad que funciona, pero también aumenta la tensión en el ambiente y se gana respeto, y miedo a la vez, además se pierde cualquier tipo de confianza con los hijos.
Muchos padres se quejan de que, aunque ellos mantengan la calma y la compostura, sus hijos gritan. Es en estos momentos donde se debe mantener la calma y hablar tranquilamente, hacerle en tender a la criatura que levantando la voz no se llega a nada y mantenerse firme en la postura tomada.
Si nos habituamos y les habituamos a hacerlo así, podremos comprobar que las palabras justas pronunciadas con el tono adecuado producen a menudo un efecto instantáneo y restablecen la escucha y la buena sintonía.
Consejos para mejorar la comunicación entre padres e hijos:
- Al dar una información, busca que siempre sea de una forma positiva.
- Obedecer a la regla de que “todo lo que se dice, se cumple”.
- Empatizar o ponernos en el lugar del otro.
- Dar mensajes consistentes y no contradictorios.
- Crear un clima emocional que facilite la comunicación.
- Pedir el parecer y la opinión a los hijos.
- Expresar y compartir sentimientos.
- Ser claros a la hora de pedir algo.