Educamos a nuestros hijos de la mejor forma que sabemos, intentando convertirlos en personas cívicas, responsables e inteligentes y, todo está más o menos controlado pero, cuando tu hijo llega a la adolescencia te das cuenta que muchos de los valores inculcados y acogidos son ahora ignorados por completo.

La adolescencia es una etapa muy difícil y compleja, tanto para los hijos como para los padres, en la que chicos y chicas experimentan cambios físicos, psicológicos y sociables. Las situaciones nuevas que van a tener que aprender a afrontar, y que no siempre les va a resultar fácil son l más complicado.

Ahora, por norma general los jóvenes, son más caprichos, egocéntricos, exigentes, egoístas, prepotentes, impacientes, irresponsables, consumistas y confiados resumiendo, bastante más inmaduros que en otras épocas. Pero en la actualidad estos chicos poseen más información, más conocimientos y mayor libertad que hace unos cuantos años.

Quizá pienses que tu hijo, con una base educacional sólida, es imposible que pueda acabar refugiandose en el alcohol, pero debes de tener en cuenta que los adolescentes viven momentos delicados en los que pueden sufrir estados de ánimo depresivos como consecuencia de unas malas notas, un desengaño amoroso o una discusión familiar.

Cómo prevenir o reducir el consumo de alcohol

1.-Mantén una relación abierta y de confianza con tu hijo.

2.-Trátalo como a un adulto, ya no es un niño.

3.-Habla abiertamente sobre la bebida e intenta conocer su forma de pensar sobre el consumo de alcohol.

4.-Explícale, con un lenguaje propio para su edad, las consecuencias que provoca el consumo de alcohol y como “trasforma” a las personas.

5.-Conoce a sus amigos, con los que va de fiesta, e intenta saber como son sus gustos y aficiones.

6.-Promueve la vida sana, no solo en relación al alcohol: deporte, alimentación sana, sin tabaco ni drogas.

7.-Predica con el ejemplo, si no quieres que tu hijo beba, tampoco lo hagas tú.