Su propuesta, que hacía llegar a la publicación norteamericana Seventeen el pasado mes de abril en forma de petición, solicitaba que la revista, especializada en contenidos femeninos para adolescentes, dejase de retocar al menos uno de sus editoriales de moda, y presentasen una imagen más realista de las modelos.

La propuesta, que por aquel entonces caía en saco roto, ha ido creciendo con el paso de los meses hasta convertirse en un verdero movimiento, con casi 90.000 firmas que apoyan la moción de esta joven revolucionaria.

No es la primera vez que el uso indiscriminado del retoque de imágenes levanta ampollas entre las defensoras de una imagen más real de la mujer, aunque nunca antes se había dado la peculiaridad de ser una menor de edad la que alzase la voz en contra de revistas y agencias publicitarias.

Los cánones de belleza irreales son, según los expertos, una de las fuentes de insatisfacción y descontento con la propia imagen más comunes entre las mujeres, y esto, indican, tiene una fuerte repercusión entre las generaciones más jóvenes.

Este tipo de impacto puede derivar en otros trastornos más graves relacionados con la autoestima y la percepción de la propia imagen, como son los trastornos de la alimentación, la tanorexia o la dismorfia corporal.