Lo que empezó con una simple dieta terminó siendo una enfermedad, que la llevaba a comer solamente manzanas y 150 laxantes al día, lo que le generó múltiples internaciones. Pero el milagro tuvo un nombre y es Katy, su hija.
Debido a su gran obsesión con el peso, Emma Stewart llegó a pesar 26 kilos y su vida se encontraba en serio peligro. Cuando los doctores le dijeron que ese tipo de vida estaba destruyendo las posibilidades de ser madre, Emma se horrorizó y comenzó a cambiar su pensamiento, fue entonces como milagrosamente llegó su hija Katy.
Como señala la mujer inglesa al diario The Mirror: “Me sentí muy afortunada de sentirme viva y con mi preciosa niña”. “A causa de esta enfermedad he perdido amigos que nunca volveré a recuperar, aunque sé que nunca me voy a poder quitar de estos sentimientos sobre la obsesión con mi cuerpo, tan solo con mirar a Katy, me da fuerza para salir a delante”, agregó emocionada Emma.