Up, la película de Pixar, es una cinta llena de magia y ensueño, pero rebosante de humanidad, al mismo tiempo; una historia fantástica, pero a la vez con los pies en el suelo: con enseñanzas muy humanas, muy familiares, muy cotidianas.

Lo mejor de ella está en los primeros quince minutos. Tiene un arranque espléndido, en el que un niño de apenas diez años, el aventurero y soñador Carl, descubre un buen día a la mujer de su vida: Ellie, una niña aún más soñadora y aventurera que él.

La comprimida historia de amor (sin diálogos, en tan solo 4 minutos) entre el protagonista y esa compañera de viaje. La vemos transcurrir en silencio, contada con ilusión y ternura, desde el comienzo en una boda alegre hasta el triste final de una separación, que sólo en apariencia es definitiva.

Es una auténtica lección de amor en el matrimonio, porque a pesar de los años, los problemas, el tiempo, la rutina y los miles de inconvenientes que puedan surgir, el amor demuestra ser más fuerte y es por eso que aunque ella dejó el mundo terrenal él jamás la olvidó.