Nos tendrían que haber contado cómo logró mantener el fuego en la relación Cenicienta “por los siglos de los siglos” o cómo hacía Blancanieves para estar siempre impecable teniendo que cuidar siete enanitos y a su Príncipe Azul.

Pero por sobre todas las cosas, ¿cómo lograron estas heroínas mantener una relación armoniosa?

La respuesta no la tenemos y nuestra existencia probablemente nunca sea tan maravillosamente impecable como en esas leyendas.

Pero, al menos, podemos colaborar para tener una vida más o menos tranquila, en la que no abunden peleas.

Regla número 1: Respeta su amor por el fútbol

La pelota es sagrada. Y sí, para él es emocionante ver cómo 20 tipos corren detrás de la bola, transpiran camisetas y gritan sin cesar. Y a más de una de nosotras también nos gusta ver eso.

Como sea, hay que entender sin juzgar. Del mismo modo que ellos a veces soportan que nosotros nos deleitemos con maratones de Sex and the city, nosotras tendremos que entender sin mala cara que quieran ir a la cancha todos los domingos o se junten tres veces a la semana con los amigos para ver partidos.

Regla número 2: Jamás critiques a sus amigos

El círculo de la amistad de ellos es palabra mayor. Juntarse con El Chino, El Gordo o El Chato o El Negro es oxígeno para sus pulmones, así que ponerle una veda a eso es matarlo en vida. Necesita estar con los chicos para hablar de los dos grandes temas sagrados: mujeres y fútbol.

Y muchas veces ni siquiera para eso. Es probable que pasen horas recordando episodios de Los Simpsons, o tan sólo lucubrando distintas maneras de hacer ocio. Es que son así, a veces se calzan el traje de niño y deliran como en aquellos viejos tiempos. Y está muy bien. Después de todo, jamás deberíamos dejar de jugar.

Regla número 3: El tiempo en el baño es sagrado.

Cuando ellos entran a ese espacio y se encierran 40 minutos es porque están teniendo su momento de inspiración. Es que el baño es el lugar donde piensan en el día que pasó, reflexionan sobre lo que vendrá y, claro está, donde leen. Ahí sienten que nadie podrá interrumpirlos.

Bonus track: ¡No te metas con su madre!

“Que nadie se atreva a tocarle a la vieja”, porque ella es lo más grande que hay. Es posible que la señora te resulte pesada, metida o insoportable, pero vas a tener que contar hasta 150 y respirar antes de criticarla delante de él. Porque eso puede ser el fin del mundo.

Todos los hombres son, en algún punto, adoradores o dependientes de sus madres. Por más que lo oculten, vas a ver que siempre tienen algún tipo de devoción hacia esa mujer grandiosa que les dio la vida.