“En mi vida, me han importado mucho demasiadas personas y demasiadas cosas. Y al mismo tiempo, me han importado muy poco. Y todo eso que no me ha importado ha marcado una gran diferencia.”
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“La gente a menudo dice que la clave para la confianza y el éxito en la vida es simplemente ‘no preocuparse por nada’. De hecho, a menudo nos referimos a las personas más admirables y fuertes que conocemos como personas que no se hacen problema por las cosas. Por ejemplo ‘Oh, Susie está trabajando los fines de semana otra vez, a ella no le importa nada.’ O ‘¿Te enteraste de que Tom le dijo al presidente de su compañía que era un idiota y aún así le dieron un aumento de sueldo? A ese tipo no le importa nada.’ O ‘Jason se fue y dio por terminada su cita con Cindy después de sólo 20 minutos. Dijo que no iba a escuchar sus tonterías ni un segundo más. A ese hombre no le importa nada.”
“Es probable que conozcas personas que en algún momento de sus vidas dejaron de preocuparse y lograron hazañas increíbles. Tal vez incluso hubo un momento en tu propia vida en la que simplemente nada te importó y te destacaste de forma extraordinaria. Yo mismo una vez renuncié a mi trabajo en un diario de finanzas después de sólo seis semanas, y le dije a mi jefe que me iba a trabajar como consejero de citas en línea. Ese fue un gran momento en que no me preocupé ni me importó absolutamente nada. Lo mismo ocurrió cuando decidí vender la mayor parte de mis posesiones y trasladarme a vivir a América del Sur. ¿Acaso me importó? Ni siquiera un poco. Simplemente lo hice y me fui.”
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“Ahora, aunque no preocuparse por las cosas parece ser bastante simple a primera vista, se trata de algo muy difícil de lograr.”
“El punto es que la mayoría de nosotros experimentamos muchas dificultades durante nuestras vidas, porque las cosas o las situaciones nos importan demasiado, especialmente cuando las mismas no merecen en lo más mínimo nuestra atención. Nos importa el empleado de la gasolinera que nos trató mal y que nos entregó demasiadas monedas como cambio. Nos importa cuando un show televisivo que nos gusta es cancelado. Nos importa cuando nuestros compañeros de trabajo no se molestan en preguntar sobre nuestro increíble fin de semana. Nos importa cuando por la mañana está lloviendo y queríamos salir a correr.”
“Todo el tiempo estamos preocupándonos. Y ¿con qué fin? ¿Por qué razón? ¿Conveniencia? ¿Comodidades? ¿Una palmadita en la espalda?”
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“Este es el problema, mi amigo. Porque cuando las cosas nos importan demasiado, cuando elegimos preocuparnos por todo, entonces nos sentimos con el derecho estar cómodos y felices en todo momento, y ahí es cuando la vida nos jode.”
“De hecho, si sólo reserváramos toda nuestra preocupación para situaciones que realmente si la merecen, nuestras vidas serían mucho más sencillas. Fracasar nos parecería mucho menos terrorífico. El rechazo sería menos doloroso. Las necesidades desagradables serían más agradables y las situaciones difíciles serían más fáciles de enfrentar. Con esto quiero decir que si pudiéramos preocuparnos mucho menos, o al menos controlar qué cosas nos importan, entonces la vida se nos haría mucho más fácil.”
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“De lo que no nos damos cuenta es que el que todo te importe un carajo es un arte muy fino. A la gente no dejan de importarle las cosas así como así. De hecho, estamos hechos para preocuparnos por todo. ¿Has visto llorar a un niño porque su sombrero es del tono equivocado de azul? Exactamente.”
“Desarrollar la capacidad de controlar y gestionar cuándo algo nos va a importar es la esencia de la fuerza e integridad. Debemos elaborar y perfeccionar nuestro sentido de preocupación a lo largo de los años y las décadas. Y como un buen vino, debemos dejarlo envejecer como una fina cosecha, y sólo ser descorchado y servido en situaciones muy especiales.”
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“Esto puede parecer fácil, pero no lo es. La mayoría de nosotros, la mayoría de las veces, se deja atrapar por las trivialidades de la vida, nos vemos aplastados por los dramas sin importancia; vivimos y morimos por las notas al margen de la página, las distracciones y las vicisitudes que nos quitan toda la energía.”_
“Esta no es manera de vivir. Debes dejar de preocuparte. Aquí te mostraré cómo lograrlo:”
Sutileza 1: Que no te importe nada no significa ser indiferente; significa sentirse cómodo con ser diferente
“Cuando la mayoría de la gente piensa en cómo es no preocuparse por nada, se imaginan una especie de indiferencia perfecta y serena ante todo, una calma que resiste todas las tormentas.”
“Esto es un error. No hay absolutamente nada admirable en la indiferencia. Las personas que son indiferentes son unos cobardes. Son adictos a la televisión y a los trolls de Internet. De hecho, las personas indiferentes a menudo actúan de ese modo, porque en realidad se preocupan demasiado. Tienen miedo del mundo y de las repercusiones de sus propias decisiones. Por lo tanto, prefieren no hacer nada. Se esconden en un pozo gris sin emociones, absortos en sí mismos y sintiendo auto compasión, constantemente buscando algo que los distraigan de esa cosa desafortunada que les exige tiempo y energía y que se llama vida.”
“Hace muy poco, un amigo de mi madre la estafó por una gran cantidad de dinero. Si yo hubiera sido indiferente, me habría encogido de hombros, hubiera seguido tomando mi café y viendo otra temporada de The Wire. Lo siento mamá.”
“Pero en cambio, estaba indignado. Estaba muy enojado. Así que le dije: ‘No, mamá, vamos a buscar un abogado y perseguir a este imbécil. ¿Por qué? Porque no me importa nada. Voy a arruinar la vida de ese hombre si es necesario’.”
“Esto ilustra la primera sutileza de no preocuparse por nada. Cuando decimos: “Ten cuidado, porque a Mark Manson simplemente no le importa nada”, no queremos decir que Mark Manson no se preocupa por nada; por el contrario, lo que queremos decir es que Marcos Manson no se preocupa por enfrentar la adversidad para alcanzar sus objetivos, no se preocupa por pasar a llevar a algunas personas si éstas se interponen en el camino de lo que él considera correcto. Lo que quiero decir es que a Marcos Manson simplemente le importa un carajo.”
“Esto es lo que es tan admirable: la gente que decide superar la adversidad. Mirar a la cara al fracaso y mostrarle su dedo del medio. Las personas a las que no les importa la adversidad, el fracaso, las situaciones embarazosas, ni ensuciarse las manos. Las personas que se ríen y luego lo hacen de todos modos. Porque saben que está bien. Saben que hay algo más importante que ellos mismos, que sus propios sentimientos, orgullos y necesidades. No le dan la espalda a todo en la vida, sino a aquello que no tiene importancia. Se reservan su preocupación para lo que es realmente importante. Los amigos, la familia, el propósito en la vida, incluso alguna demanda ocasional. Y debido a eso, a que eligen preocuparse por las cosas que realmente valen la pena, es que la gente se preocupa por ellos también.”
Sutileza 2: Para que no te importe la adversidad, primero debes preocuparte por algo más importante que esta
Eric Hoffer escribió una vez: “Es probable que un hombre se preocupe de sus propios asuntos cuando estos asuntos valen la pena. Cuando no es así, comienza a preocuparse por los asuntos de los demás.”
“El problema con las personas a las que les importan demasiado las cosas, es que no tienen nada importante de qué preocuparse en sus vidas.”
“Imagina por un segundo: estás en una tienda de comestibles y hay una señora mayor que le está gritando al cajero, reprendiéndolo por no querer aceptar su cupón de 30 centavos. ¿Por qué se molesta esa señora? Son sólo 30 centavos.”
“Bueno, yo te voy a decir por qué. Esa anciana probablemente no tiene nada mejor que hacer con sus días que sentarse en casa a cortar cupones toda la mañana. Es vieja y solitaria. Sus hijos son unos idiotas y nunca la visitan. No ha tenido sexo en más de 30 años. Su pensión se está terminando y en sus últimos días probablemente va a morir en pañales. Ella no puede tirarse un pedo sin sentir un fuerte dolor de espalda. Ni siquiera puede ver la televisión durante más de 15 minutos sin dormirse u olvidar de qué se trataba el programa.”
“Así que cortar cupones es todo lo que tiene. Es ella y sus malditos cupones. Durante todo el día, todos los días. Es por lo único que puede preocuparse, porque no hay nada más. Y es por eso que cuando aquel cajero adolescente, con la cara llena de granos, se niega a aceptar su cupón por defender la pureza de su caja registradora de la misma forma en que los caballeros medievales defendían la virginidad de las doncellas, la abuelita se vuelve loca de rabia y lo llena de improperios. Ochenta años de preocuparse por todo cean como una lluvia de fuego con frases como ‘en mis tiempos las cosas no eran así…” y “la gente solía mostrar más respeto’.”
“Si descubres que constantemente te estás preocupando por cosas sin importancia, como esa nueva foto de tu ex novia en Facebook, la rapidez con que se agotan las baterías del control remoto, o porque te perdiste esa oferta 2×1 de un desinfectante para manos, eso significa que no tienes cosas realmente importantes en tu vida por las que preocuparte. Y ese es el verdadero problema, no el desinfectante.”
“En la vida, nuestra preocupación debe ir dirigida a algo. En realidad no existe eso de no preocuparse por nada. La pregunta es a qué cada uno de nosotros elige destinar su preocupación. Sólo tenemos una cantidad limitada de ella durante nuestras vidas, por lo que la debes gastar con cuidado. Como mi padre solía decir, “Las preocupaciones no crecen en los árboles, Mark.” Ok, en realidad nunca dijo eso. Pero ¡qué importa! Pretendamos que sí lo hizo. El punto es que las preocupaciones tienen que ganarse e invertirse sabiamente.”
3. Todos tenemos un número limitado de preocupaciones; presta atención dónde y con quién las gastas
“Cuando somos jóvenes, tenemos un montón de energía. Todo es nuevo y emocionante. Por lo tanto, nos preocupamos mucho por todo y por todos: de lo que dice la gente sobre nosotros, de si ese chico o chica que nos gusta nos volvió a llamar o no, si nuestros calcetines coinciden, o de qué color son nuestros globos de cumpleaños.”
“A medida que envejecemos, adquirimos experiencia y empezamos a notar que la mayoría de estas cosas tienen poco impacto sobre nuestras vidas. Las opiniones de aquellas personas que nos importaba mucho antes, en poco tiempo han desaparecido. Hemos encontrado el amor que necesitamos y aquellos embarazosos rechazos románticos ya han perdido su importancia. Además nos damos cuenta de lo poco que se preocupa la gente de aquellos superficiales detalles sobre nosotros y nos centramos más en hacer las cosas por nosotros y no para otros.”
“En esencia, nos volvemos más selectivos sobre las cosas que nos importan. Eso es algo que se llama ‘madurar’. Es bueno, deberías probarlo alguna vez. La madurez es lo que pasa cuando uno aprende a preocuparse por las cosas que son realmente importantes. Como dijo Bunk Moreland en The Wire (sí, me gusta mucho esa serie) a su compañero, el detective McNulty: Eso es lo que pasa por preocuparse cuando no era el momento.”
“Después, a medida que envejecemos y nos convertimos en adultos, algo más empieza a cambiar. Nuestros niveles de energía bajan. Nuestras identidades se solidifican. Sabemos lo que somos y ya no sentimos el deseo de cambiar aquello que ahora parece inevitable en nuestras vidas.”
“Y de una manera extraña, es liberador. Ya no nos importa nada. La vida es lo que es. La aceptamos, con todos sus defectos. Nos damos cuenta de que nunca vamos a curar el cáncer, ir a la luna ni a tener sexo con una celebridad. Y está bien. La vida sigue. Ahora nos reservamos nuestras preocupaciones para las cosas que verdaderamente valen la pena: nuestras familias, nuestros mejores amigos, nuestros intereses. Y para nuestra sorpresa, eso es suficiente. Esa simplificación en realidad nos hace completamente felices.”
“Entonces un día, mucho más tarde, nos despertamos y estamos viejos. Y junto con nuestras arrugas y falta de deseo sexual, nuestra capacidad para preocuparnos ha retrocedido hasta el punto de desaparecer. En el ocaso de nuestros días, llevamos a cabo una existencia paradójica en la que ya no tenemos la energía para preocuparnos de las grandes cosas de la vida, y en su lugar dedicamos lo poco que nos queda a esas cosas simples y mundanas: dónde almorzar, las citas médicas, los descuentos de 30 centavos en el supermercado, etc. Ya sabes, las preocupaciones prácticas.”
_“Y finalmente, un día en nuestro lecho de muerte, rodeados de la gente por la que nos preocupamos la mayor parte de nuestra vida, con un jadeo silencioso vamos a dejar ir suavemente nuestra última preocupación. Vamos a despedirnos del mundo y vamos a irnos a ese lugar desconocido donde nada nos importará.”
Este artículo fue escrito por Mark Manson.