Porque el hombre y la mujer tienen ritmos distintos. Él puede alcanzar el orgasmo rápidamente y, acto seguido, pasa a la fase de resolución.

Entonces siente una gran merma de su deseo sexual, pierde la erección y la sangre abandona el pene y la zona pélvica. El miembro masculino adquiere una sensibilidad tan extrema que cualquier contacto puede resultar molesto.

El hombre entra en el periodo refractario, en el cual es técnicamente imposible volver a empezar.

En la mujer, la excitación no desaparece tras el orgasmo, y su retorno a la normalidad es más lento y gradual. Durante la relación sexual, los genitales femeninos aumentan de dimensión y adquieren una coloración especial. Después del orgasmo, se quedan un tiempo en ese estado.